Sínodo, el propósito no era llevar a Cristo al Pueblo, sino establecer un Nuevo Paradigma de Iglesia.
1 Novembre 2024
Lascia il tuo commentoMarco Tosatti
Queridos amigos y enemigos de Stilum Curiae, recibimos, a través de Benedetta De Vito, a quien va nuestro agradecimiento, estas observaciones sobre el Sínodo que acaba de concluir y sus consecuencias, escritas por un religioso de lengua española.
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El Documento conclusivo “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación, misión” de la segunda sesión de la Asamblea General del sínodo sobre la Sinodalidad, 2-27 octubre 2024, disgustó a muchos, por un lado a los que pedían reformas y por otro a los que estaban preocupados por mantener la tradición. En el fondo, los padres y madres sinodales sabían que no podían mover los hilos mucho más, observando los resultados de la primera sesión de la Asamblea General y el ambiente de la segunda sesión Ante esta situación, el Papa Francisco, afirmando que algunos argumentos necesitan más tiempo de reflexión, como los ministerios femeninos, presentó una nueva estrategia más eficaz, creando un sínodo dentro del sínodo, a saber, diez comisiones encargadas de estudiar los temas más controvertidos, cuyos miembros fueron elegidos directamente por él sin dar a conocer sus nombres; los resultados de estas comisiones serán presentadas al papa en junio de 2025. Antes había decidido por sí mismo, mediante el Dicasterio de la Fe, aprobando las bendiciones de las parejas homosexuales, pero ante la protesta africana advirtió que tampoco era un camino correcto. Tampoco es el momento de publicar una exhortación apostólica, como era habitual, como fruto de cada sínodo.
He aquí los argumentos a estudiar en las 10 comisiones:
1. Algunos aspectos en las relaciones entre Iglesias Orientales Católicas e Iglesia Latina.
2. La escucha del grito de los pobres.
3. La misión en el ambiente digital.
4. La revisión de la Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis en perspectiva sinodal misionera.
5. Algunas cuestiones teológicas y canonísticas entorno a específicas formas ministeriales.
6. La revisión en perspectiva sinodal y misionera de los documentos que disciplinan las relaciones entre Obispos, Religiosos. Agregaciones eclesiales.
7. Algunos aspectos de la figura y del ministerio del Obispo (en particular criterios de selección de candidatos al episcopado, funciones judiciarias del Obispo, naturaleza y desarrollo de las visitas Ad limina Apostolorum) en perspectiva sinodal misionera.
8. El papel de los Representantes pontificios en perspectiva sinodal misionera.
9. Criterios teológicos y metodológicos sinodales para un discernimiento asumido de cuestiones doctrinales, pastorales y éticas controvertidas.
10. La recepción de frutos del camino ecuménico en el Pueblo de Dios.
En concreto, presuponiendo que la sinodalidad es una dimensión constitutiva de la Iglesia, estamos no ante los frutos de un sínodo, sino ante un proceso que se abre, con el establecimiento de consejos parroquiales y diocesanos, la revisión del Código de Derecho Canónico, una mayor presencia de la mujer en puestos eclesiales de liderazgo y en la formación de los futuros clérigos, etc.
No importa que el pueblo de Dios no se haya involucrado suficientemente en el camino sinodal y que el sínodo haya sido utilizado en favor de movimientos como LGTB y el diaconado femenino. Lo decisivo es que estamos ante un proceso, puesto en marcha desde arriba con la finalidad de escuchar, discernir y decidir las formas de la futura iglesia sinodal.
Para muchos el Sínodo sobre la Sinodalidad ha podido ser algo irrelevante, lo cual no impide que se continúe con el proyecto de introducir en la Iglesia nuevos criterios, como la praxis se sobrepone a la doctrina, la descentralización de la Iglesia, la relevancia de las Conferencias Episcopales, otorgándoles la autoridad doctrinal y litúrgica, de tal manera que entre las naciones sean posibles diferencias en la fe, en la liturgia y en la moral, lo que es contrario al ser de la unidad de la Iglesia Católica.
En fin, la finalidad pretendida no es llevar el evangelio de Cristo a los pueblos, sino establecer un nuevo paradigma de Iglesia, la Iglesia sinodal, con todas sus consecuencias.
Es tiempo, pues, de resistir en la fe que hemos heredado y trasmitirla a las nuevas generaciones con oración y penitencia.
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