La sublime lección de Edith Stein, judía, alemana, católica y santa. Bernardino Montejano.
20 Settembre 2024
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Marco Tosatti
Queridos amigos y enemigos de Stilum Curiae, el Prof. Bernardino Montejano, a quien agradecemos de corazón, ofrece a vuestra atención estas reflexiones sobre una gran santa, Edith Stein, y la situación de los católicos hoy. Feliz lectura y compartir.
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UNA SANTA FILÓSOFA
Para purgar ese pecado nuevo “contra las mujeres”, hoy quiero hablar de una santa filósofa. Hace poco honramos la memoria de una teóloga y científica, música y visionaria: santa Hildegarda, que brilló en el medioevo.
Hoy me ocuparé de Edith Stein, mujer del siglo XX, quien enemiga de equívocos y ambigüedades, afirmó una triple pertenencia: a una raza, la judía; a una patria, Alemania; a una religión, la Católica, Apostólica Romana.
Reconoce su deuda con Max Scheler, porque fueron sus clases las que quitaron las vendas de sus ojos, y le hicieron prestar al tema de la fe una atención hasta entonces ausente.
Un segundo momento fue la muerte en acción de guerra de Adolf Reinach y la posterior compañía a su viuda, Anne Reinach, para editar las obras de “este buscador de lo Absoluto”.
La fe que estas revelaban, junto al ejemplo vivo de su mujer viuda, la movieron a creer y lo relata: “Allí encontré por primera vez la Cruz y el poder divino que comunica a quienes la llevan. Fue el primer vislumbre de la Iglesia, nacida de la pasión redentora de Cristo… en ese momento mi incredulidad se derrumbó, en él, el judaísmo palideció ante la aurora de Cristo, Cristo en el misterio de la Cruz”.
El último capítulo fue en la casa de su amiga, Edwig Conrad Martius, cuando un día, sola y al azar, sacó un libro de la biblioteca. Era la vida de santa Teresa de Jesús, escrita por ella misma. Esa lectura puso fin a su larga búsqueda de la verdadera fe.
Comprendió, entonces, el sentido de la cruz de Cristo, la cual “hoy, más que nunca, se presenta como un signo de contradicción. Los seguidores del Anticristo la ultrajan… deshonran la imagen de la Cruz y se esfuerzan todo lo posible por arrancarla del corazón de los cristianos”.
“El mundo está en llamas. El incendio puede alcanzar también a nuestra casa. Pero en lo alto, por encima de todas las llamas, se eleva la Cruz. Ellas no pueden quemarla. Ella es el camino de la tierra al cielo. Quien la abraza con fe, con amor y esperanza, es llevado hasta el seno de la Trinidad”.
Existe un lazo que une al hombre con la tierra que lo forjó y en este caso, la admiración por santa Teresa, se extiende a España: “Ocho siglos de guerras continuas entre la Cuz y la Media Luna había dejado detrás de sí, el pueblo español. En tantas luchas se había acrisolado un pueblo de héroes, un ejército de Cristo Rey. La patria de Teresa, el reino de Castilla, era la fortaleza donde la Cruz en lucha empedernida, avanzó más y más hacia el sur, y los caballeros castellanos formaban la tropa escogida de los soldados de la fe”.
Esta admiración por estos soldados, sería cuestionada hoy porque la santa incurriría en un nuevo pecado contra la paz, pecado compartido por Juan Pablo II, quien al conmemorar los 300 años de la batalla de Viena llegó a decir que a través del rey Sobieski, los nobles polacos, la caballería polaca, “venció Dios”.
Pero si hoy, se puede contemplar la penosa situación de la España apóstata, se debe señalar que el camino hacie el abismo empezó hace mucho, como lo denunció Melchor Cano, O.P. con referencia a una congregación religiosa: “Una de las causas que me mueve a estar descontento de estos padres teatinos es que a los caballeros que toman entre manos, en lugar de hacerlos leones, los hacen gallinas y si los hayan gallinas los hacen pollos. Y si el turco hubiera enviado a España hombres a posta para quitar los nervios y fuerzas de ella y hacernos los soldados mujeres y los caballeros mercaderes no enviare otros más a propósito”.
Tal vez Cano no pensara que una vez vendría un pontífice que reinvindicaría a esos teatinos y él fuera acusado por cometer un pecado nuevo, esta vez contra la paz.
No hay que olvidar que “las tres caídas de Cristo bajo el peso de la Cruz, corresponden a la triple caída de la humanidad: el pecado original, el rechazo del Redentor por su pueblo elegido, la apostasía de aquellos que llevan el nombre de cristianos”.
Existe un caso que sirve de paradigma, denunciado por el Instituto de Filosofía Práctica en su declaración “Ante dos doctorados” con motivo del conferido al rabino Skorka por la Universidad Católica Argentina, durante la gestión de Víctor Manuel “Trucho” Fernández. En ella se lee que: “hace tiempo, desde la época del rectorado de Zecca, la UCA sufre un triste proceso de descomposición progresiva. El “humo de Satanás” parece haberla invadido… y ahora premia a Skorka por “su actividad sobresaliente en pro del desarrollo de la cultura”.
El novel doctor hizo la apología del “ideal profundo del movimiento sionista”, acusó a la Iglesia de antisemita y afirmó que el antisemitismo nacional socialista tuvo raíces católicas.
Skorka convocó a revisar los Evangelios en su condena al fariseísmo y concluyó que “la enseñanza de Jesús sobre el amor, ya estaba en el Talmud”. Exaltó la figura de su colega Marshal Meyer, pedófilo y corruptor de menores, hechos comprobados judicialmente por denuncias de la misma comunidad judía.
Para acabar, se escuchó y aplaudió, la negación de la divinidad de Cristo, pues “estamos esperando al Mesías, él va a venir cuando Dios lo disponga”. Un largo aplauso de los incapaces de decir “No”. El aplauso de la apostasía. La declaración termina así: “A Cristo nuestra adoración. A estos viejos y nuevos idólatras… nuestro desprecio”. (Doce años de declaraciones que no necesitan aclaraciones, Infip, 2017, p. 149 y ss.).
La santa filósofa, confirma su vida, con su testamento el 9 de junio de 1939: “Desde ahora, acepto con alegría y con perfecta sumisión a su santa voluntad, la muerte que Dios me ha reservado. Pido al Señor que se digne aceptar mi vida y mi muerte para su honor y su gloria… en expiación por la incredulidad del pueblo judío y para que el Señor sea acogido entre los suyos… por la salvación de Alemania y la paz del mundo… In nomine Patris et Filli et Spiritus Sancti. Hermana Teresa Benedicta de la Cruz, O.C.D.”
Santa y filósofa, ruega a Dios por nosotros, por la Argentina y por España.
Buenos Aires, septiembre 19 de 2024.
Bernardino Montejano
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