¿Cuándo comenzó el plan de los globalistas para esclavizar al mundo mediante las enfermedades crónicas? The Exposé

30 Agosto 2024 Pubblicato da Lascia il tuo commento

Marco Tosatti

Estimados amigos y  enemigos de Stilum Curiae, ofrecemos a vuestra atención este artículo publicado por The Exposé, a quien agradecemos la cortesía. Feliz lectura y difusión.

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¿Cuándo comenzó el plan de los globalistas para esclavizar al mundo mediante las enfermedades crónicas?

por Rhoda Wilson

 

Muchos escritores de la resistencia intentan comprender cuándo comenzó la crisis: ésta se debe al intento del capitalismo monopolista global de esclavizar a todo el mundo desarrollado a través de enfermedades crónicas.

«Cuando se examina una amplia gama de posibles puntos de origen, se puede argumentar con fuerza que el problema se remonta al pecado original», escribe Toby Rogers.

 

La crisis del Covid representa un ejemplo extremo de los siete pecados capitales

por Toby Rogers

 

I. ¿Cuándo comenzó la crisis?

Muchos escritores de la resistencia tratan de entender cuándo comenzó la crisis: ésta fue causada por el intento del capitalismo monopolista global de esclavizar a todo el mundo desarrollado a través de enfermedades crónicas.

Obviamente, el problema comenzó mucho antes de la propagación del SARS-CoV-2 en 2019.

Muchos miembros de la Resistencia señalan la Ley Nacional de Lesiones por Vacunas Infantiles de 1986 como el comienzo de la crisis. Pero la Agencia Central de Inteligencia (“CIA”) dirige el país desde al menos el asesinato de John F. Kennedy en 1963.

¿Quizás la crisis comenzó cuando Estados Unidos importó científicos nazis y japoneses especializados en armas biológicas después de la Segunda Guerra Mundial?

Otros sitúan el inicio de la crisis en la creación de la Reserva Federal y la imposición del impuesto federal sobre la renta en 1913, que permitieron a Estados Unidos transformarse en un moderno imperio global.

Ya he afirmado en el pasado que el Covid no es más que una continuación de la conquista global, la colonización y del imperio que comenzaron en 1492.

Quizá el problema empezó cuando dejamos de ser cazadores-recolectores y nos convertimos en agricultores (para producir cerveza, según una teoría popular).

Al examinar un amplio abanico de posibles puntos de origen, se puede afirmar rotundamente que el problema se remonta al pecado original. Es el defecto exclusivo de los humanos en comparación con todos los demás animales: somos conscientes de la diferencia entre el bien y el mal y, sin embargo, a menudo elegimos el mal. En realidad, pienso que ésta es la respuesta correcta: el problema se remonta al problema del pecado mismo.

Y así, hace poco se me ocurrió que la crisis de Covid representa un ejemplo extremo de los siete pecados capitales.

 

II. El desastre del Covid como ejemplo extremo de los siete pecados capitales

Los siete pecados capitales tienen una historia fascinante.

Tertuliano empezó a escribir sobre ellos en Cartago hacia el año 200 d.C. El monje cristiano Evagrio Póntico amplió la idea alrededor del año 383 d.C. en Egipto. Pero la lista de los siete pecados capitales que la mayoría de nosotros conoce procede del papa Gregorio I (Magno) en el año 590 d.C.

Según el Papa Gregorio I, los siete pecados capitales son:

Soberbia u orgullo,

codicia,

lujuria,

envidia,

gula,

ira,

y pereza.

 

Ciò che rende peccaminose queste azioni è il fatto che ci allontanano da Dio e introducono disarmonia nella società, rendendo infelici noi e gli altri.

Ora pensate a Ralph Baric che lavora in un laboratorio per rendere i virus più letali, Tony Fauci che finanzia quel lavoro e mente al Congresso e al popolo americano al riguardo, e al complesso industriale della guerra biologica che si inventa un’idea così subdola in primo luogo e la scatena sul mondo. Io sostengo che il disastro del Covid sia l’esempio per eccellenza dei sette peccati capitali. Esaminiamo ciascuno di questi peccati e come si applicano al disastro del Covid.

Lo que hace que estas acciones sean pecaminosas es el hecho que nos alejan de Dios e introducen discordia en la sociedad, haciéndonos infelices a nosotros y a los demás.

Ahora piensen en Ralph Baric trabajando en un laboratorio para hacer que los virus sean más letales, en Tony Fauci financiando ese trabajo y mintiendo al Congreso y al pueblo estadounidense al respecto, y al complejo industrial de la guerra biológica que tiene una idea tan tortuosa primero y la desencadena después en el mundo. Sostengo que el desastre del Covid es el ejemplo por excelencia de los siete pecados capitales. Examinemos cada uno de estos pecados y cómo se aplican al desastre del Covid.

Las definiciones en la lista a continuación provienen de la Enciclopedia Británica, el análisis es obviamente mío:

1. “En sentido teológico, el orgullo se define como un amor excesivo a la propia excelencia”.

Si eso no describe a Tony Fauci, Bill Gates, Francis Collins y Scott Gottlieb, no sé qué podría hacerlo. Por desgracia, ninguno de ellos es realmente excelente.

2. “La avaricia se define como el amor o deseo desmedido por las riquezas y los bienes terrenales”.

Intentar robar 76 billones de dólares en riqueza a los baby boomers enfermándolos ciertamente se ajusta a esa definición.

3. Lo que hace pecaminosa a la lujuria es el “placer sin conciencia” (en palabras del Mahatma Gandhi) o, en otras palabras, el placer sin consideración hacia la otra persona.

Fabricar virus armados e inyectar sustancias tóxicas a 5.500 millones de personas me parece un ejemplo extremo de desprecio por los demás. Además, pienso que Baric, Fauci, Gates, Bourla, Bancel, etc., disfruta sádicamente de todo este grotesco espectáculo.

4. «La envidia es más que simples celos, porque incluye la convicción de que la excelencia o las bendiciones de los demás disminuyen las propias, y nos impulsa a querer destruir la buena fortuna de los demás».

Pienso que los genetistas y los virólogos vieron el dinero que ganaban los chicos de Wall Street y decidieron que se merecían esa riqueza mal habida. Pienso también que la clase científica estaba resentida por lo duro que habían tenido que trabajar para salir adelante y decidieron destruir la salud de todos los demás para poder tener más riqueza y poder para ellos.

5. La gula consiste en consumir más de lo que se necesita.

No sé por qué Bill Gates cree que necesita un super yate de 650 millones de dólares y 376 pies de eslora, pero para mí él es definitivamente un ejemplo de gula. Jeff Bezos y Mark Zuckerberg, que censuran información médica que puede salvar vidas, se dedican a actividades acuáticas igualmente exageradas.

6. «La ira se define como un fuerte sentimiento de odio o resentimiento con deseos de venganza».

En los últimos años, el fanático de las vacunas Peter Hotez ha pedido repetidamente al Departamento de Seguridad Nacional, al Departamento de Comercio, al Departamento de Justicia, al Consejo de Seguridad de la ONU y a la OTAN que «hagan algo definitivo» para impedir que la gente resalte los errores en su trabajo. A mí me suena a desmadre.

7. La pereza es la “carencia culpable de esfuerzo físico o espiritual’.

Toda esta crisis tiene deriva del hecho de que la industria farmacéutica es demasiado perezosa para llevar a cabo una investigación y un desarrollo adecuados, por lo que simplemente recurre a la captura reguladora. ¿Por qué pasar décadas en un laboratorio examinando resultados de pruebas ambiguas cuando simplemente se pueden comprar reguladores como Doran Fink?

 

Quiero señalar también el pecado de idolatría: “la adoración de alguien o algo que no es Dios como si fuera Dios”. Los miembros del complejo industrial de la guerra biológica contra el que estamos luchando se ven a sí mismos como dioses. Yuval Harari y el equipo del Foro Económico Mundial son bastante explícitos al respecto. La idolatría es central en la crisis del Covid.

 

III. Por qué apelar a la virtud no es suficiente

Si los siete pecados capitales nos han metido en este lío, ¿quizás el retorno a la virtud sea la forma de resolver el problema? Algunos eruditos conservadores, entre ellos Patrick Deneen, llevan mucho tiempo abogando por un retorno a la virtud; no se involucran en la conversación sobre el Covid en sí, sino que más bien piensan que un retorno a la virtud es la solución a muchos de los males modernos de Estados Unidos.

Por desgracia, no creo que sea tan sencillo. Creo que la historia demuestra que las fuerzas del pecado son tan poderosas que abruman los llamamientos tradicionales a la virtud. Me gustaría dar un paso más allá y afirmaría que las reformas de la Ilustración son un intento de crear estructuras que produzcan virtud a partir del egoísmo (¿no es ésta la esencia de la afirmación de Adam Smith sobre las virtudes de los mercados en La riqueza de las naciones)?

Los mercados libres enfrentan a los empresarios entre sí de tal forma que obligan a personas que de otro modo serían egoístas a servir a los intereses de sus clientes.

La libertad de expresión, la libertad de reunión, la libertad de prensa, la libertad religiosa y las elecciones democráticas periódicas enfrentan las ideas entre sí: «el hierro afila el hierro» y las mejores ideas llegan a la cima.

Los sistemas de control y equilibro previstos en la Constitución estadounidense enfrentan mutuamente a las tres ramas del gobierno, hasta el punto de que la tendencia natural de los políticos a querer acumular más poder para sí mismos choca con la misma codicia de los miembros de las otras ramas del gobierno, anulando así el extremismo de cualquier facción.

Esto ha funcionado, más o menos, durante 250 años.

Pero ahora los mercados libres han desaparecido porque los oligopolistas se confabulan entre sí; las libertades políticas han desaparecido porque las corporaciones y el Estado se han fusionado y utilizan cualquier excusa para ignorar las libertades individuales; y las tres ramas del gobierno estadounidense y las agencias reguladoras trabajan todas para el complejo industrial de la guerra biológica. Aunque ciertamente deberíamos evitar y avergonzar a los malhechores, un simple llamamiento a la virtud no detendrá a estos monstruos.

En la práctica, necesitamos una revolución para sustituir a los covidianos por personas que entiendan la libertad. Pero hasta que tomemos el poder y restauremos las libertades fundamentales de los últimos 250 años, me parece que ahora necesitamos una serie de controles y equilibrios para que la ciencia y la medicina protejan la libertad en el futuro. Este será el tema central de la Parte II de este artículo que publicaré en los próximos días.

 

En el momento de la publicación de este artículo, Rogers aún no había publicado la Parte II].

 

Sobre el autor

Toby Rogers es Doctor en Economía Política por la Universidad de Sydney, Australia. Su tesis doctoral, «La economía política del autismo», explora la historia normativa de cinco clases de sustancias tóxicas que aumentan el riesgo de autismo. Publica artículos sobre diversos temas en su página web Substack calificada de «utópica», a la que se pueden suscribirse y seguir aquí.

 

Publicada en italiano por Marco Tosatti el 29 de agosto de 2024, en https://www.marcotosatti.com/2024/08/29/quando-ha-avuto-inizio-il-piano-dei-globalisti-di-schiavizzare-il-mondo-tramite-le-malattie-croniche-the-expose/

Traducción al español por: José Arturo Quarracino

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