¿El evolucionismo? No es una ciencia. Antonino Zichichi.

3 Giugno 2024 Pubblicato da

Marco Tosatti

Estimados amigos y enemigos de Stilum Curiae, ofrecemos a vuestra atención este artículo de Corrispondenza Romana, a quien agradecemos por la cortesía. Feliz lectura y compartir.

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El evolucionismo no es una ciencia

por Antonino Zichichi

Reproducimos un artículo del famoso científico italiano Antonino Zichichi, publicado en el nº 184 (abril-junio 2024) de la revista Radici Cristiane.

No existe ninguna ecuación que describa la teoría del origen de la vida y la Evolución Biológica de la Especie Humana. Tampoco existen experimentos reproducibles en laboratorio que puedan ser usados como base matemática para dar credibilidad científica a las teorías sobre el origen de la vida.

Una teoría, mientras alguien no logre formularla en forma rigurosamente matemática, permanece al margen de la Ciencia. Por lo tanto, carece de fundamento científico la afirmación de que el origen de la vida y la Evolución Biológica de la Especie Humana (EBEH) son verdades científicas.

En este caso, estamos frente a teorías formuladas con palabras, no con el lenguaje matemático hecho con fórmulas. Y eso no es todo. Debajo de estas “palabras” no hay resultados reproducibles, es decir, experimentos que se sitúen en el primer nivel de credibilidad científica, como enseñan Arquímedes y Galileo Galilei.

La cultura dominante ha colocado el tema de la evolución biológica de la especie humana en el pedestal de una gran verdad científica en total contraste con la Fe. Sin embargo, la evolución biológica de la especie humana nunca habría llevado al hombre a la Luna, ni tampoco a viajar a velocidades supersónicas. Menos aún a descubrir la Ciencia. La evolución biológica de la especie humana ha hecho muy poco. De hecho, absolutamente nada. El hombre es exactamente como era hace diez mil años.

Los evolucionistas dicen que esto es obvio y que siempre han dicho y repetido que el plazo típico para la evolución humana es de millones, de decenas de millones de años. Los evolucionistas hablan como si un millón o diez millones de años fueran el resultado de una predicción teórica ligada a una ecuación. Si la teoría evolucionista tuviera una base científica seria, debería estar en condiciones de predecir el valor exacto de la escala temporal que caracteriza a la evolución humana.

 

El evolucionismo pretende ser ciencia

La evolución biológica de la especie humana se utiliza constantemente para cuestionar los valores trascendentales de nuestra existencia. El acto mistificador reside en la supuesta existencia de pruebas rigurosamente científicas que distan mucho de estar presentes en este ámbito tan sensible e importante de nuestra existencia material. Para la cultura dominante, es como si la Ciencia hubiera demostrado en forma rigurosamente reproducible que el hombre desciende de la misma especie animal que más tarde dio origen a los simios. Esto convierte a la Teoría de la Evolución Biológica de la Especie Humana en un capítulo fundamental de la Ciencia y la contrapone al Acto de Fe. Volvamos a la cuestión fundamental: ¿qué ocurre con el paso de la materia inerte a la materia viva? Un problema que, sostengo, debe ser estudiado en forma rigurosamente científica. Que tiene razón lo demuestra el hecho de que existen, hoy en día, centenares de laboratorios en el mundo, algunos incluso secretos, en los cuales se estudia “The problem of minimal life” [El problema de la vida mínima]. ¿Qué significa eso? Es muy difícil estudiar cómo se pasa de la piedra a la golondrina. La piedra y la golondrina son realidades extremadamente complicadas. Pasar de la piedra al gato, al pájaro, a formas de vida menos complejas como los mosquitos y otros seres vivos más pequeños es siempre demasiado complicado. “El problema de la vida mínima” es el paso de un trozo muy pequeño de materia inerte al tipo más simple de materia viviente. El problema se reduce a estudiar cuántos trocitos minúsculos de materia inerte debemos tener para producir el ejemplo más simple de célula viva. ¿Hay alguien que pueda hacerlo? Nadie. Por eso hay cientos de laboratorios estudiando el Segundo Big Bang, conocido como “El Problema de la Vida Mínima”. Si el evolucionismo biológico fuera Ciencia, este problema ya estaría resuelto. Y la EBEH sería Ciencia galileana de primer nivel. En cambio, la base de la EBSU son sólo “palabras”. La EBEH debe compararse con el marco temporal del evolucionismo cultural. ¿Cuántos millones de años debemos esperar para que la evolución biológica lleve a un águila a volar a velocidades supersónicas? ¿A que un gatito vea la cara oculta de la Luna?

¿Y cuánto tiempo deberíamos esperar antes que nuestra posteridad pueda estudiar con otras formas de materia viviente -águilas y gatos- la Lógica que rige el Universo, desde el corazón de un protón hasta el confín del Cosmos? El evolucionismo cultural vence al evolucionismo biológico.

 

El hombre no es un animal como los demás

Los evolucionistas pretenden saber que el hombre es ciertamente un animal como muchos otros. Esto no es así. La especie animal a la que pertenecemos está dotada de un privilegio único: la Razón. Gracias a este privilegio hemos logrado inventar la memoria colectiva (la escritura), descubrir la lógica rigurosa (las matemáticas) y descubrir que no somos hijos del caos, sino de una formidable estructura lógica, cuyos cimientos son: tres columnas y tres fuerzas fundamentales.

Platón, Aristóteles y Galilei ya no están con nosotros. Es gracias a la invención de la escritura que podemos saber lo que pensaban nuestros antepasados. Los leones, los elefantes, las águilas, los monos, tan citados por los evolucionistas, no dejaron ninguna huella de memoria colectiva. Los leones no han podido descubrir el Teorema de Pitágoras ni si existe el Supermundo.

Un argumento de peso del evolucionismo son las características comunes a las innumerables especies animales. Hay una de mucha mayor importancia. Es común, no sólo a las formas de la materia viva, sino también a las de la materia inerte. Los físicos hemos descubierto esta raíz común. Una piedra, un árbol, un águila, un hombre están hechos de las mismas partículas: protones, neutrones y electrones. No por ello los físicos extraemos la conclusión de que las piedras, los árboles, las águilas y el hombre son realidades idénticas. La diversidad de nuestra especie es extraordinariamente única: nadie puede deducirla rigurosamente a partir de principios fundamentales ligados a ecuaciones y experimentos reproducibles. Por eso nadie puede arrogarse el derecho de haber “descubierto el verdadero origen de nuestra especie”. Nadie que sepa lo que significa la Ciencia se atrevería a hacer afirmaciones similares.

Hay quienes afirman haber demostrado que la EBEH se basa en el rigor científico. Si yo utilizara el mismo rigor del que hablan los evolucionistas, podría afirmar que el Supermundo existe. De hecho, conozco sus ecuaciones y con ellas he podido descubrir un fenómeno nuevo (abreviado EGM: Evolution of Gaugino Masses) que permite predecir muchos detalles muy importantes sobre la estructura del Supermundo.

 

El evolucionismo y la ciencia galileana

Pur avendo elaborato la struttura matematica di questa nuova e formidabile ipotetica realtà, non posso dire se esiste il Supermondo in quanto manca all’appello la prova sperimentale di stampo galileiano. E Galilei insegna che non basta la matematica per sapere com’è fatto il mondo: ci vuole la prova sperimentale riproducibile. L’evoluzionismo biologico della specie umana non si basa su alcuna formulazione matematica, né su alcuna prova sperimentale di stampo galileiano. E Galilei insegna che dove non ci sono né formalismo matematico né risultati riproducibili, non c’è Scienza.

Aunque he elaborado la estructura matemática de esta nueva y formidable realidad hipotética, no puedo decir si el Supermundo existe porque falta la referencia a la prueba experimental al estilo galileano. Y Galilei enseña que las matemáticas no bastan para saber cómo está hecho el mundo: hacen falta pruebas experimentales reproducibles. El evolucionismo biológico de la especie humana no se basa en ninguna formulación matemática, ni en ninguna prueba experimental al estilo galileano. Y Galilei enseña que no hay ciencia donde no hay ni formalismo matemático ni resultados reproducibles.

Los evolucionistas afirman -como se dijo al principio- que la EBEH es la última frontera de la Ciencia galileana. No saben que hay problemas mucho más sencillos a los que la Ciencia galileana no puede dar respuesta. Ya he dicho antes que llevo años dedicado a intentar dar una respuesta definitiva a este capítulo fundamental de la investigación científica galileana. Mientras no sepamos responder a preguntas tan simples como la de la existencia del Supermundo, sólo los partidarios de la cultura pre-galileana pueden engañarse pensando que han comprendido “el verdadero origen de nuestra especie”.

Si Galilei estuviera con nosotros, pediría a estos eruditos que escriban la ecuación que resumiría rigurosamente este “verdadero origen” y que digan qué resultados experimentales “reproducibles” han corroborado la validez de su ecuación. A los partidarios del evolucionismo biológico de la especie humana, Galilei les reiteraría simplemente su enseñanza: sin ecuaciones y experimentos reproducibles no hay ciencia. La EBEH no es ciencia galileana precisamente porque carece de las condiciones galileanas indispensables para que una actividad investigadora pueda ser calificada con la etiqueta de Ciencia galileana.

La Cultura Dominante ha hecho creer al gran público que el origen de la vida y la evolución biológica de la especie humana son verdades científicas al estilo galileano. Señalemos que las verdades científicas al estilo galileano tienen tres niveles de credibilidad y que la evolución biológica de la especie humana siempre ha estado y sigue estando por debajo del nivel mínimo de credibilidad científica. Pretender haber comprendido un fenómeno que todavía no puede formularse en términos de rigor lógico-matemático como para situarlo en el nivel incluso mínimo (tercero) de credibilidad científica y extenderlo a la especie humana -como hacen los fanáticos del evolucionismo- va en contra de todo lo que la Ciencia galileana nos ha permitido descubrir y comprender. Galilei enseña que mientras no haya ni siquiera una ecuación no se puede hablar de Ciencia. De hecho, si todo es Ciencia, nada es Ciencia. No se trata de un detalle trivial. Tanto es así que se tardaron tres mil años, desde los griegos hasta Galilei, en llegar a él, y todavía hoy hay quien no lo ha entendido e insiste en confundir las palabras con las ecuaciones. El debate científico en vísperas del Jubileo debe tratar cuestiones relacionadas con la verdadera gran Ciencia, no con sectores de la investigación que todavía hoy no han conseguido superar el nivel mínimo de credibilidad científica.

 

Publicado originalmente en Italiano el 31 de mayo de 2024, en https://www.marcotosatti.com/2024/05/31/levoluzionismo-non-e-una-scienza-antonino-zichichi/

Traducción al español por: José Arturo Quarracino

 

 

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