Durante la “Pandemia” el Papa fue el primero en violar los derechos fundamentales. Duele decirlo. Marian Eleganti

5 Aprile 2024 Pubblicato da

Marco Tosatti

Queridos amigos y enemigos de Stilum Curiae, recibimos de monseñor Marian Eleganti, a quien agradecemos sinceramente estas observaciones sobre la reciente autobiografía del pontífice reinante, y las ofrecemos a vuestra atención. Feliz lectura y compartir.

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El cierre sacramental de la Iglesia fue una genuflexión ante la política
Aclaraciones 2

En su autobiografía publicada recientemente, el papa Francisco se preocupa por la resistencia a la vacuna experimental con ARNm. Lamentablemente, también siguió con el cierre de las iglesias y el bloqueo de los sacramentos. En contra de las normas éticas médicas y sociales generalmente establecidas, obligó a su personal del Vaticano a someterse a la vacuna experimental con el ARNm si no querían perder sus puestos de trabajo. Otros hicieron lo mismo. Pero no lo hubiera esperado del Papa. ¿El Dicasterio para la Doctrina de la Fe dirigido por el cardenal Ladaria, con la aprobación del Papa, no se había manifestado a favor de la libertad de los fieles de vacunarse o no (Nota sobre la moralidad del uso de algunas vacunas contra el Covid-19, del 21 de diciembre de 2020)?

Se sabe ahora que los actores de la pandemia no disponían de datos fiables que respaldaran sus afirmaciones. y cuando se los tuvo los ignoraron deliberadamente para imponer mascarillas, cierres y vacunas obligatorias en perjuicio de muchos millones de personas inocentes a instancias de los políticos. No hubo ninguna protección externa mediante la vacunación y, como mucho, un beneficio a corto plazo para la persona vacunada. La llamada “pandemia de los no vacunados” fue una insinuación maliciosa y carente de fundamento.

Desgraciadamente, con su conformidad con el mundo, la Iglesia mostró al mundo lo poco que cree hoy en el poder sobrenatural de sus sacramentos y sacramentales, pero confía mucho más en los desinfectantes y sirve a la política. Los absurdos en las iglesias a la hora de recibir la Comunión se superaron a sí mismos, y esto en todo el mundo. Basta dar una mirada a Internet para convencerse de ello. Ahora el Papa continúa -¿con qué nivel de información?– haciendo sentir culpables a los católicos que no se han vacunado y que, cada vez más numerosos, no piensan hacerlo en el futuro. Porque ahora se conocen sus numerosos efectos secundarios. Investigadores en Japón, Malasia y Filipinas pidieron recientemente que se detenga en todo el mundo la vacunación experimental con ARNm, por citar sólo uno de los muchos ejemplos. Aunque los críticos de las medidas, los llamados idiotas (Covid), tenían razón y los expertos de todo el mundo confirman que esta vacuna tiene una mala calificación, el Papa sigue convencido de la bondad de las “vacunas” y critica a quienes se oponen a ellas.

Me gustaría saber qué políticos se vacunaron (por ejemplo, en Nueva Zelanda) y no nos engañaron frente a las cámaras de televisión, como cuando llevaban mascarillas. Esto también está documentado. En todo caso, llama la atención que la mayoría de los políticos se salvaran de los graves efectos secundarios de las vacunas (miocarditis, accidentes cerebrovasculares, enfermedades neuronales, el llamado turbocáncer, la inmunodeficiencia, etc.), mientras que otros murieron, enfermaron gravemente o han sido dañados para siempre y siguen sin ninguna ayuda estatal significativa.

No se lo deseo a nadie. Por eso el Papa no debería añadir más información en su autobiografía innecesariamente.

¡Cuántos fieles han muerto por el cierre de la pastoral sin la ayuda de los sacramentos y sin visitas! Desde un punto de vista médico no se pueden pasar por alto las consecuencias de los confinamientos para los niños, el cierre de las escuelas y la vacunación médicamente injustificada de los jóvenes, así como el evidente exceso de mortalidad en todo el mundo después de la vacunación con ARNm. El resultado de esta terapia génica es pobre, a menos que se quisiera hacer algo diferente en relación con ella. En todo caso, la pandemia fue planificada, la formulación y la ingeniería social fueron preparadas y fue sorprendentemente unánime. Se pudo dar forma a la pandemia e inflarla a voluntad con la ayuda del número de pruebas PCR y en forma absurda y sin precedentes de contar las muertes con o a causa de Covid. Con el inicio de la guerra en Ucrania el tema quedó de lado y la pandemia fue derrotada.

Pero la gripe anual ha vuelto. En años anteriores se ha cobrado más víctimas por el llamado virus asesino que la pasada pandemia de las pruebas PCR. No hubo infección asintomática. Se declaró enfermas a las personas sanas. Todo esto ahora se sabe y está documentado, pero aparentemente no en el Vaticano. Y veremos y sabremos más en el futuro.

Durante décadas en el pasado reciente la autonomía del paciente ha sido ampliamente promocionada en la sociedad como el primer mandamiento en todas las intervenciones médicas. Se elevó a estándar de oro ético de la medicina moderna bajo la forma del consentimiento informado, pero fue derogada sin piedad durante la pandemia. También se ha promovido el suicidio asistido en referencia a la autonomía del paciente. “El útero es mío y lo administro yo” han cantado durante décadas las mujeres que piden un aborto. Pero durante la reciente falsa pandemia esta autonomía no existió. Y la Iglesia estuvo a la vanguardia. Nuestros derechos constitucionales fundamentales fueron violados en forma totalitaria y sin pestañar. Hemos asistido a la elaboración de juegos de simulación para campos de concentración para quienes se negaran a adaptarse a la mayoría.

¿Y el Papa? Fue el primero en violar las libertades civiles de sus empleados en su propio estado y en ordenar el cierre de las iglesias. Duele decirlo. Y duele verlo. La estetización y puesta en escena de su aislamiento sin el pueblo de Dios y los cardenales en la Plaza de San Pedro en la Pascua de 2020, la primera “no Pascua”, la Basílica de San Pedro inaccesible al público, pilas de agua bendita vacías en todo el mundo, para mí no fueron manifestaciones de la fe de la Iglesia.

Y una nota final: en mi opinión, la creciente banalización de la comunicación papal a través de formatos como las entrevistas, los tweets, la televisión los sábados por la noche y ahora por primera vez con una autobiografía no le ha hecho ningún bien a su oficio.

La historia lo juzgará. Se lo puede ver ahora.

Y una última nota: la creciente banalización de la comunicación papal a través de formatos como entrevistas, tweets, televisión los sábados por la noche y ahora, por primera vez, una autobiografía, en mi opinión, no ha sido buena para este cargo. La historia juzgará. Se lo puede ver ahora.

 

 

Publicado originalmente en alemán el 3 de abril de 2024, en https://www.marcotosatti.com/2024/04/03/wahrend-der-pandemie-war-der-papst-der-erste-der-die-grundrechte-verletzt-hat-es-tut-weh-das-zu-sagen-marian-eleganti/

Traducción al español por: José Arturo Quarracino

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