La nueva Iglesia del papa Bergoglio. Joachim Heimerl
23 Gennaio 2024
Marco Tosatti
Queridos amigos y enemigos de Stilum Curiae, Joachim Heimerl, a quien agradecemos de todo corazón, les ofrece estas reflexiones sobre la realidad actual de la Iglesia y el intento de Jorge Mario Bergoglio de cambiarla. Diviértanse leyendo y distribuyendo.
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La nueva Iglesia del Papa
por Joachim Heimerl
Nadie esperaba que al gran erudito Benedicto XVI le siguiera un Papa lleno de errores y confusión.
Sin embargo, esto se ha vuelto ahora tan obvio que incluso a los apologistas del Papa les resulta cada vez más difícil construir una continuidad con los pontificados precedentes.
Pero donde termina la continuidad, comienza la ruptura, y eso es precisamente lo que se hace cada vez más perceptible bajo Francisco.
Por supuesto, se podría objetar que la Iglesia sufrió una ruptura mucho antes que llegara Francisco, por ejemplo, a partir de la introducción de la nueva liturgia. Sin embargo, Juan Pablo II y Benedicto XVI intentaron atenuar esta brecha, mientras Francisco la provoca cada vez más abiertamente. Es el Papa que –como él mismo dijo una vez– aceptaría un cisma. Pero este último no consiste en proteger el depósito de la fe frente a la herejía, sino de adaptarlo permanentemente a sus opiniones personales. Esto es muy jesuítico, pero no es tarea de un Papa. Y, sin embargo, Francisco quiere que la Iglesia llegue a ser como él la piensa personalmente, independientemente de lo que Jesucristo quería y de lo que la Iglesia siempre ha enseñado.
¿Pero cómo se imagina Francisco la Iglesia?
Sabemos que le gusta utilizar la metáfora de un hospital militar, pero eso es una lucha pastoral en espejo. En realidad, manipula un nuevo concepto de Iglesia que ya no se corresponde con los estándares católicos. Naturalmente, nadie dice eso, y menos el Papa, que prefiere hablar vagamente de una “renovación” de la Iglesia. Esto suena inofensivo y no hace daño a nadie, pero es sólo cosmética. Cualquiera que mire un poco más allá de las palabras lo verá rápidamente. Algunos ejemplos:
Según el documento de Abu Dhabi que Francisco firmó en su momento, la Iglesia ya no es universal y única. Más bien, es igualitaria junto con todas las demás comunidades religiosas, tanto cristianas como paganas. Eso suena bonito y mundano, pero no es católico. La única mediación salvadora de Cristo, cuyo cuerpo misterioso es la Iglesia, no es una opción religiosa entre otras. Aquí ya no se puede hablar de un “desarrollo ulterior de la enseñanza anterior” a la luz del “diálogo interreligioso”. Se trata de una relativización fundamental de la Iglesia y de la fe cristiana per se.
Esto vale también para la reciente declaración del Papa de que la misión de cristianos y comunistas es la misma. No es necesario enfatizar que esto no es así. Después de todo, todos los Papas han condenado el comunismo, excepto Francisco. Si se combina esto con el documento de Abu Dhabi, queda aún más claro cómo Francisco quisiera que sea la Iglesia, justamente como una ONG con sabor a teología de la la liberación que sea una voz entre muchas en el mercado religioso de las arbitrariedades. En otras palabras: el Papa ve a la Iglesia principalmente como un fenómeno secular y, en consecuencia, intenta secularizarla específicamente. Su constante lucha contra el “clericalismo” en realidad sirve a su programa para secularizar la iglesia.
Es por eso que ya no se habla más con conceptos impopulares como el pecado o el infierno, al menos no en el sentido anterior. Al contrario: el Papa incluso admitió recientemente que el piensa que el infierno está “vacío”. Se desvió de las claras declaraciones de Jesús así como de todo lo leído en el catecismo.
Se puede descartar esto como un cambio de énfasis, pero en realidad es un enfoque sistemático del Papa con el que en su mente quiere cambiar la Iglesia:
Esto ya se pudo ver en el texto postsinodal Amoris laetitia: aquí Francisco relativizó nada menos que la indisolubilidad del matrimonio; El simple eslogan “misericordia” reemplazó ahora las firmes declaraciones contrarias de las Sagradas Escrituras.
Pero es precisamente esta estrategia de moda la que Francisco utiliza cada vez más y casi nadie la cuestiona. Sus palabras suenan demasiado suaves para eso, por ejemplo, cuando afirmó últimamente que el Señor bendeciría a todas las personas y efectivamente añadió: “todos, todos”. Por supuesto, esto se refiere a todas las parejas irregulares, ya sean adúlteros u homosexuales. En vano se busca en la Biblia una referencia a tal práctica de bendición. En cambio, Jesús condenó claramente el adulterio y de ninguna manera bendijo a “todos, a todos”, y mucho menos a los homosexuales. Sin embargo, a diferencia del Papa, ÉL habría tenido la autoridad de abolir el veredicto claro de la Sagrada Escritura, pero ÉL simplemente no lo hizo: “No he venido a abolir, sino a cumplir” (Mt 5, 17). Esto es todo lo contrario de lo que practica Francisco. ¿Pero lo que importa en la Iglesia es la voluntad de Dios o la del Papa?
Una cosa ya es segura: bajo Francisco, la brecha en la Iglesia seguirá creciendo cada vez más, mientras que la Iglesia misma pierde su credibilidad última. Y mientras Benedicto XVI advirtió frente al peligro del relativismo, Francisco ha convertido a la Iglesia en víctima del relativismo. Una “renovación” de la Iglesia ciertamente luce diferente. Probablemente sólo será posible después de este pontificado y sólo si la Iglesia afronta la verdad del Evangelio y ya no cede a errores dispersos, aunque el Papa los proclame.
Publicado originalmente en alemán el 20 de enero de 2024, en Die neue Kirche von Papst Bergoglio. Joachim Heimerl.
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Traducción al español por: José Arturo Quarracino
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Tag: bergoglio, heimerl, iglesia
Categoria: Generale
Totalmente de acuerdo!
Roguemos al Espíritu Santo que le haga comprender los errores que ha y sigue cometiendo!
Unida en oración! 🙏🏻🙏🏻🙏🏻