Cómo Israel contribuyó a generar a Hamas. Wall Street Journal

24 Ottobre 2023 Pubblicato da

Marco Tosatti

Estimados amigos y enemigos de Stilum Curiae, ofrecemos a vuestra atención este artículo publicado por La Fionda, a quien agradecemos por la cortesía, y que a su vez remite, en su traducción, a un artículo publicado por Wall Street Journal. Feliz lectura y difusión.   

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Cómo Israel contribuyó a generar a Hamas


11 de octubre de 2023|Redaccion | 2023 | Visiones

Para contextualizar el conflicto entre Israel y Hamás, nos parece útil traducir este artículo, aparecido en enero de 2009 en el Wall Street Journal, firmado por Andrew Higgins. La idea de que Israel ha desempeñado un rol en el ascenso de los islamistas palestinos quizá no sea tan extraña, si se tiene en cuenta la instrumentalización del islamismo por parte de Estados Unidos y cómo estas fuerzas se han vuelto contra quienes antes las habían favorecido para atacar a sus enemigos (seculares). La razón por la que está totalmente ausente de la corriente dominante es quizá que cada uno de ellos es un reflejo del otro, y que apoyar a uno de ellos es adentrarse en un laberinto de violencia autocumplida, perdiendo el hilo de Ariadna de la veracidad histórica y de la razonabilidad política (Nota de los editores).

Al examinar los escombros del bungalow de un vecino alcanzado por un cohete palestino, el funcionario israelí jubilado Avner Cohen traza la trayectoria del cohete hasta vincularla con un “enorme y estúpido error” cometido hace 30 años.

“Muy a mi pesar, Hamás es una creación israelí”, afirma Cohen, un judío nacido en Túnez que trabajó en Gaza durante más de dos décadas. Responsable de los asuntos religiosos en la región hasta 1994, Cohen vio cómo el movimiento islámico tomaba forma, derrotaba a sus rivales palestinos laicos y se transformaba en lo que hoy es Hamás, un grupo militante que ha jurado la destrucción de Israel.

En vez de intentar frenar a los islamistas de Gaza desde el principio, afirma Cohen, Israel los toleró durante años y, en algunos casos, los fomentó como contrapeso a los nacionalistas laicos de la Organización para la Liberación de Palestina y su facción dominante, Fatah de Yasser Arafat. Israel colaboró con un clérigo parapléjico y medio ciego llamado Sheikh Ahmed Yassin, justo cuando estaba sentando las bases de lo que se convertiría en Hamás. Sheikh Yassin continua inspirando a los militantes actuales: durante la reciente guerra de Gaza, los combatientes de Hamás se enfrentaron a las tropas israelíes con las “Yassin”, unas primitivas granadas propulsadas por cohetes, llamadas así en honor al clérigo.

El sábado pasado [17 de enero de 2009], luego de 22 días de guerra, Israel anunció el fin de la ofensiva. El objetivo del asalto era impedir que los cohetes de Hamás cayeran sobre Israel. El Primer Ministro Ehud Olmert la consideró “una operación militar determinada y exitosa”. Murieron más de 1.200 palestinos. También murieron trece israelíes.

Hamás respondió al día siguiente lanzando cinco cohetes contra la ciudad israelí de Sderot, a pocos kilómetros de Moshav Tekuma, la aldea agrícola donde vive el Sr. Cohen. Hamás anunció después su propio alto del fuego.

Desde entonces, los lideres de Hamás han salido de la clandestinidad y han reafirmado su control sobre Gaza. Se espera que este fin de semana comiencen las conversaciones mediadas por Egipto para lograr una tregua más duradera. El presidente Barack Obama declaró esta semana que una calma duradera “requiere algo más que un largo alto el fuego” y depende de que Israel y un futuro Estado palestino “convivan en paz y seguridad”.

Una mirada a las relaciones que Israel ha mantenido durante décadas con los grupos radicales palestinos -incluidos algunos intentos poco conocidos de cooperar con los islamistas- revela una secuencia de consecuencias imprevistas y a menudo peligrosas. Una y otra vez, los esfuerzos de Israel por encontrar un socio palestino dócil, creíble para los palestinos y dispuesto a rechazar la violencia, han resultado contraproducentes. Los socios potenciales se han convertido en enemigos o han perdido el apoyo de sus bases.

La experiencia de Israel se hace eco de la de Estados Unidos, que durante la Guerra Fría consideró a los islamistas un aliado útil contra el comunismo. Las fuerzas antisoviéticas apoyadas por Estados Unidos después de la invasión de Afganistán por Moscú en 1979 se convirtieron más tarde en Al Qaeda.

Está en juego el futuro de lo que una vez fue el Mandato Británico de Palestina, las tierras nombradas en la Biblia que ahora incluyen a Israel y a los territorios palestinos de Cisjordania y Gaza. Desde 1948, cuando se fundó el Estado de Israel, israelíes y palestinos han reivindicado cada uno el mismo territorio.

Durante décadas, la causa palestina estuvo liderada por la OLP (“Organización para la Liberación de Palestina”), a la que Israel consideraba un grupo terrorista e intentó aplastar hasta la década de 1990, cuando renunció a su promesa de destruir el Estado judío. El rival palestino de la OLP, Hamás, dirigido por militantes islámicos, se negó a reconocer a Israel y prometió continuar la “resistencia”. Ahora Hamás controla Gaza, una franja de tierra abarrotada y empobrecida a orillas del Mediterráneo de la que Israel retiró tropas y colonos en 2005.

Cuando Israel tuvo conocimiento por primera vez de la existencia de islamistas en Gaza en las décadas de 1970 y 1980, parecían concentrados en estudiar el Corán, no en enfrentarse a Tel Aviv. El gobierno israelí reconoció oficialmente a un precursor de Hamás llamado Mujama Al-Islamiya, registrando al grupo como un ente de beneficencia. Permitió a sus miembros crear una universidad islámica y construir mezquitas, clubes y escuelas. Básicamente, Israel se mantuvo a menudo al margen cuando los islámicos y sus rivales laicos de la izquierda palestina lucharon, a veces violentamente, por la influencia tanto en Gaza como en Cisjordania.

“Cuando miro hacia atrás y veo la cadena de acontecimientos, pienso que cometimos un error”, dice David Hacham, quien trabajó en Gaza a finales de los ‘80 y principios de los ’90 como experto en asuntos árabes en el ejército israelí. “Pero en aquel momento nadie pensaba en los posibles resultados”.

Los funcionarios israelíes que sirvieron en Gaza no se ponen de acuerdo sobre cuánto pueden haber contribuido sus acciones al ascenso de Hamás. Culpan del reciente ascenso del grupo a agentes externos, principalmente Irán. Esta opinión es compartida por el gobierno israelí. “Hamás en Gaza fue construido por Irán como base de poder, y recibe apoyo mediante financiación, entrenamiento y suministro de armas avanzadas”, declaró Olmert el sábado. Hamás ha negado recibir ayuda militar de Irán.

Arieh Spitzen, ex jefe del Departamento de Asuntos Palestinos del ejército israelí, afirma que aunque Israel hubiera intentado detener a los islamistas antes, duda que hubiera podido hacer mucho para frenar el Islam político, un movimiento que se estaba extendiendo por todo el mundo musulmán. Según él, los intentos de detenerlo habrían sido como tratar de cambiar los ciclos de la naturaleza: “Es como decir: ‘Voy a matar a todos los mosquitos’. Pero entonces aparecen bichos aún peores que te matarán… Rompes el equilibrio. Si quitas de en medio a Hamás puede que veas a Al Qaeda”.

Cuando a principios de la década de 1990 quedó claro que los islámicos de Gaza habían pasado de ser un grupo religioso a una fuerza de combate dirigida contra Israel -sobre todo después de que recurrieran a los atentados suicidas en 1994-, Israel lo reprimió ferozmente. Pero cada ataque militar no hacía sino aumentar el atractivo de Hamás para los palestinos de a pie. El grupo acabó derrotando a sus rivales laicos, sobre todo a Fatah, en las elecciones de 2006 apoyadas por Estados Unidos, el principal aliado de Israel.

Ahora, uno de los principales temores en Israel y en otros lugares es que, aunque Hamás haya sufrido un duro golpe, la guerra podría haber aumentado el atractivo popular del grupo. Ismail Haniyeh, jefe de la administración de Hamás en Gaza, salió el domingo pasado a declarar que “Dios nos ha concedido una gran victoria”.

Quien ha salido más perjudicado por la guerra, dicen muchos palestinos, es Al Fatah, ahora el principal socio negociador de Israel. “Todo el mundo alaba a la resistencia y piensa que Al Fatah no forma parte de ella”, afirma Baker Abu-Baker, partidario de Fatah desde hace mucho tiempo y autor de un libro sobre Hamás.

 

Falta de devoción

Hamás hunde sus raíces en la Hermandad Musulmana, un grupo creado en Egipto en 1928. La Hermandad creía que los males del mundo árabe se debían a la falta de devoción islámica. Su lema era: “El Islam es la solución. El Corán es nuestra constitución”. Su filosofía constituye hoy la base del Islam político moderno, y a menudo militantemente intolerante, desde Argelia hasta Indonesia.

Después de la fundación de Israel en 1948, la Hermandad reclutó algunos seguidores en los campos de refugiados palestinos de Gaza y otros lugares, pero los activistas laicos lograron dominar el movimiento nacionalista palestino.

En esa época Gaza estaba gobernada por Egipto. El entonces presidente del país, Gamal Abdel Nasser, era un nacionalista laico que reprimió brutalmente a la Hermandad. En 1967 Nasser sufrió una aplastante derrota cuando Israel triunfó en la Guerra de los Seis Días. Israel tomó el control de Gaza y también de Cisjordania.

“Todos nos quedamos atónitos”, dice Azzam Tamimi, escritor palestino y simpatizante de Hamás. En aquella época estudiaba en Kuwait y cuenta que se hizo amigo de un compañero de clase llamado Jaled Mashaal, actual jefe político de Hamás, con sede en Damasco. “La derrota árabe brindó a la Hermandad una gran oportunidad”, afirma Tamimi.

En Gaza, Israel persiguió a miembros de Al Fatah y otras facciones laicas de la OLP, pero abandonó las duras restricciones impuestas a los activistas islámicos por los anteriores gobernantes egipcios del territorio. Al Fatah, fundada en 1964, era la columna vertebral de la OLP, responsable de secuestros, atentados y otros actos violentos contra Israel. En 1974 los Estados árabes declararon a la OLP “única representante legítima” del pueblo palestino en el mundo.

Los Hermanos Musulmanes, dirigidos en Gaza por el jeque Yasin, tuvieron libertad para difundir abiertamente su mensaje. Además de poner en marcha diversos proyectos de beneficencia, el jeque Yasin recaudó fondos para reeditar los escritos de Sayyid Qutb, miembro egipcio de la Hermandad que, antes de ser ejecutado por el presidente Nasser, abogaba por la yihad global. Hoy se le considera uno de los ideólogos fundadores del islam político militante.

El Sr. Cohen, que en esa época trabajaba para el Departamento de Asuntos Religiosos del gobierno israelí en Gaza, dice que a mediados de la década de 1970 empezó a oír informes inquietantes sobre el jeque Yasin procedentes de los principales clérigos islámicos tradicionales. Dice que le advirtieron de que el jeque no tenía formación islámica formal y que, en última instancia, estaba más interesado en la política que en la fe. “Me dijeron: ‘Aléjate de Yassin. Es un gran peligro’”, recuerda Cohen.

Por el contrario, la administración israelí de Gaza, dirigida por militares, vio con buenos ojos al clérigo parapléjico, quien creó una amplia red de escuelas, clínicas, una biblioteca y guarderías. El jeque Yasin fundó el grupo islámico Mujama al-Islamiya, que fue reconocido oficialmente por Israel como organización benéfica y luego, en 1979, como asociación. Israel apoyó también la creación de la Universidad Islámica de Gaza, a la que ahora considera un semillero de militancia. La universidad fue uno de los primeros objetivos alcanzados por los aviones de guerra israelíes en la reciente guerra [diciembre de 2008-enero de 2009, nota de la Redacción].

El general Yosef Kastel, quien en esa época era gobernador israelí de Gaza, está demasiado enfermo para hacer comentarios, según ha dicho su esposa. Pero el general Yitzhak Segev, que asumió el cargo de gobernador de Gaza a finales de 1979, afirma que no se hace ilusiones sobre las intenciones a largo plazo del jeque Yasin o sobre los peligros del Islam político. Como antiguo agregado militar israelí en Irán, había visto cómo el fervor islámico derrocaba al Sha. Sin embargo, en Gaza, dice Segev, “nuestro principal enemigo era Fatah”, y el clérigo “seguía siendo 100% pacífico” con Israel. Ex funcionarios afirman que en esa época Israel también se mostraba cauteloso ante la posibilidad de ser considerado enemigo del Islam.

Segev afirma que mantenía contactos regulares con el jeque Yasin, en parte para vigilarle. Visitó su mezquita y se reunió con el clérigo una docena de veces. En aquella época era ilegal que los israelíes se reunieran con miembros de la OLP. Segev organizó entonces el traslado del clérigo a Israel para recibir tratamiento hospitalario. “No tuvimos ningún problema con él”, afirma.

En efecto, el clérigo e Israel tenían un enemigo común: los activistas laicos palestinos. Luego de un intento fallido en Gaza de expulsar a los laicos de la dirección de la Media Luna Roja Palestina, la versión musulmana de la Cruz Roja, el grupo de Yassin organizó una manifestación violenta, asaltando el edificio de la Media Luna Roja. Los islamistas también atacaron licorerías y cines. El ejército israelí permaneció en su mayor parte al margen.

Segev afirma que el ejército no quiso involucrarse en las disputas palestinas, pero que envió soldados para impedir que los islamistas quemaran la casa del líder laico de la Media Luna Roja, un socialista que apoyaba a la OLP.

 

“Una alternativa a la OLP”

Los enfrentamientos entre islámicos y nacionalistas laicos se difundieron en Cisjordania y se intensificaron a principios de la década de 1980, perturbando los campus universitarios, en particular la Universidad de Birzeit, un centro de activismo político.

Cuando los enfrentamientos entre las facciones estudiantiles rivales en Birzeit se hicieron más violentos, el general Shalom Harari, entonces oficial de inteligencia militar en Gaza, afirma que recibió una llamada de soldados israelíes que vigilaban un puesto de control en la carretera de salida de Gaza. Habían detenido un autobús que transportaba activistas islámicos que querían unirse a la batalla contra Al Fatah en Birzeit. “Dije: ‘Si quieren eliminarse unos a otros, déjenlos ir’”, recuerda Harari.

Uno de los líderes de la facción islámica de Birzeit en aquella época era Mahmoud Musleh, ahora miembro pro Hamás de una legislatura palestina elegida en 2006. Musleh recuerda cómo las fuerzas de seguridad israelíes, habitualmente agresivas, se mantuvieron al margen y dejaron que se desencadenara la conflagración. Niega cualquier connivencia entre su propio bando y los israelíes, pero dice que “esperaban que nos convirtiéramos en una alternativa a la OLP”.

Un año más tarde, en 1984, el ejército israelí recibió un alerta de los partidarios de Al Fatah de que los islamistas de Gaza del jeque Yasin estaban almacenando armas, según los funcionarios israelíes de la época. Las tropas israelíes irrumpieron en una mezquita y encontraron un depósito de armas. El jeque Yasin fue encarcelado.

Dijo a los interrogadores israelíes que las armas estaban destinadas a ser usadas contra palestinos rivales, no contra Israel, según Hacham, el experto en asuntos militares que afirma haber hablado a menudo con los islámicos encarcelados. El clérigo fue liberado al cabo de un año y siguió expandiendo el alcance de su grupo por toda Gaza.

Alrededor de la época de la detención del jeque Yasin, el Sr. Cohen, el funcionario para los Asuntos Religiosos, envió un informe a altos funcionarios militares y civiles israelíes en Gaza. Describiendo al clérigo como una figura “diabólica”, advirtió que la política de Israel hacia los islámicos estaba permitiendo que ese movimiento se convirtiera en una fuerza peligrosa.

“Creo que si seguimos mirando hacia otro lado, nuestra actitud indulgente hacia la Mujama nos dañará en el futuro. Por lo tanto, sugiero que concentremos nuestros esfuerzos en encontrar las formas de acabar con este monstruo antes de que esta realidad se nos venga encima”, escribió.

El Sr. Harari, oficial de inteligencia militar, afirma que ésta y otras advertencias fueron ignoradas. Pero, según él, el motivo fue la negligencia, no el deseo de fortalecer a los islamicos: “Israel nunca ha financiado a Hamás. Israel nunca ha armado a Hamás”.

Roni Shaked, ex oficial del Shin Bet, el servicio de seguridad interior de Israel, y autor de un libro sobre Hamás, afirma que el jeque Yasin y sus seguidores tenían una perspectiva a largo plazo cuyos peligros no se comprendieron en su momento. “Trabajaban despacio, lentamente, paso a paso según el plan de los Hermanos Musulmanes”.

 

Declarar la Jihad

En 1987, varios palestinos murieron en un accidente de tráfico en el que estuvo involucrado un conductor israelí, lo que desencadenó una oleada de protestas que se conoció como la primera Intifada. Yassin y otros seis islámicos de Mujama lanzaron Hamás, o Movimiento de Resistencia Islámica. Publicado un año después, el estatuto de Hamás está plagado de antisemitismo y declara que “la yihad es su camino y la muerte por la causa de Alá su credo más sublime”.

Los funcionarios israelíes, todavía concentrados en Al Fatah e inicialmente ignorantes de la situación de Hamás, continuaron manteniendo contactos con los islámicos de Gaza. El Sr. Hacham, experto militar en asuntos árabes, recuerda haber llevado a uno de los fundadores de Hamás, Mahmud Zahar, a reunirse con el entonces ministro de Defensa israelí, Yitzhak Rabin, como parte de las consultas periódicas entre funcionarios israelíes y palestinos sin vínculos con la OLP. Zahar, el único fundador de Hamás que sigue vivo, es ahora el principal dirigente político del grupo en Gaza.

En 1989 Hamás lanzó su primer ataque contra Israel, secuestrando y matando a dos soldados. Israel detuvo al jeque Yasin y lo condenó a cadena perpetua. Posteriormente detuvo a más de 400 presuntos activistas de Hamás, entre ellos Zahar, y los deportó al sur del Líbano. Allí se unieron a Hezbollah, la milicia antiisraelí respaldada por Irán.

Muchos deportados regresaron después a Gaza. Hamás reforzó su arsenal e intensificó sus atentados, al tiempo que mantenía la red social que sustentaba su apoyo en Gaza.

Mientras tanto, su enemigo, la OLP, renunció a su compromiso con la destrucción de Israel y empezó a negociar una solución para los dos Estados. Hamás la acusó de traición. Esta acusación encontró cada vez más eco a medida que Israel seguía desarrollando asentamientos en los territorios palestinos ocupados, especialmente en Cisjordania. Aunque Cisjordania había pasado a estar bajo el control nominal de una nueva Autoridad Palestina, seguía estando salpicada de puestos de control militares israelíes y de un número creciente de colonos israelíes.

Incapaz de erradicar una red islámica arraigada que había sustituido repentinamente a la OLP como principal enemigo, Israel trató de decapitarla. Comenzó a atacar a los dirigentes de Hamás. Tampoco esto afectó al apoyo de Hamás y a veces incluso ayudó al grupo. En 1997, por ejemplo, la agencia de espionaje israelí Mossad intentó envenenar al líder político de Hamás en el exilio, Mashaal, quien entonces vivía en Jordania.

Los agentes fueron capturados y, para sacarlos de una prisión jordana, Israel accedió a liberar al jeque Yasin. El clérigo se fue de gira por el mundo islámico para recoger apoyos y dinero. Regresó a Gaza recibido como un héroe.

Efraim Halevy, un veterano oficial del Mossad que negoció el acuerdo que liberó al jeque Yasin, dice que la libertad del clérigo fue difícil de digerir, pero Israel no tenía elección. Luego del fiasco de Jordania, Halevy fue nombrado director del Mossad, cargo que ocupó hasta 2002. Dos años después, el jeque Yasin fue asesinado por un ataque aéreo israelí.

En los últimos años, Halevy exhortó a Israel a negociar con Hamás. Dice que “se puede aplastar a Hamás”, pero cree que “el precio para aplastar a Hamás es uno que Israel preferiría no pagar”. Cuando Siria, el vecino autoritario y laico de Israel, lanzó una campaña para acabar con los militantes de la Hermandad Musulmana a principios de la década de 1980, mató a más de 20.000 personas, muchas de ellas civiles.

En la reciente guerra de Gaza, Israel no se fijó como meta la destrucción de Hamás. Ha limitado sus objetivos declarados a detener el lanzamiento de cohetes por parte de los islamicos y a debilitar su capacidad militar general. Al comienzo de la operación israelí en diciembre, el ministro de Defensa Ehud Barak dijo al Parlamento que el objetivo era “asestar a Hamás un duro golpe, un golpe que le haga poner fin a sus acciones hostiles desde Gaza contra los ciudadanos y los soldados israelíes”.

Al volver a casa desde los escombros de la vivienda de su vecino, Cohen, ex funcionario de asuntos religiosos en Gaza, maldice a Hamás y también lo que visualiza como los pasos en falso que permitieron a los islámicos echar raíces profundas en Gaza.

Recuerda una reunión en los años setenta con un clérigo islámico tradicional que quería que Israel dejara de cooperar con los Hermanos Musulmanes seguidores del jeque Yassin: “Me dijo: ‘Te arrepentirás mucho dentro de 20 o 30 años’. Tenía razón”.

 

Publicado originalmente en italiano el 16 de octubre de 2023, en https://www.marcotosatti.com/2023/10/16/come-israele-ha-contribuito-a-generare-hamas-wall-street-journal/

Traducción al español por José Arturo Quarracino

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