Cardenal Raymond Leo Burke: la Iglesia está herida por la rebelión, la herejía, la apostasía y el cisma

20 Aprile 2023 Pubblicato da

Marco Tosatti

Estimados amigos y enemigos de Stilum Curiae, ofrecemos a vuestra atención esta homilía del cardenal Raymond Leo Burke, publicata en Il Pensiero Cattolico, a quien agradecemos por la cortesía. Feliz lectura y meditación.

§§§

Domingo de Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo

Iglesia de los santos Miguel y Cayetano

Florencia

9 de abril de 2023

 Epístola: 1Cor 5, 7-8

Evangelio: Mc. 16, 1-7

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Nuestro cordero pascual, Cristo, ha sido inmolado, aleluya. Celebremos, pues, la Pascua con panes ázimos en pureza y verdad, aleluya, aleluya, aleluya[1].

Estas palabras divinamente inspiradas de la Antífona de la Comunión, tomadas de la Primera Carta de San Pablo a los Corintios, expresan la realidad objetiva que está en el origen de la inexpresable maravilla y alegría de hoy, día de la Resurrección de Nuestro Señor. Es la realidad que el Ángel pascual anunció a las santas mujeres que se habían acercado al sepulcro de Cristo para ungir su cuerpo sin vida y habían encontrado el sepulcro vacío: “No os maravilléis; buscáis a Jesús de Nazaret, que fue crucificado. Ha resucitado, no está aquí; mirad dónde lo pusieron”[2].

Después de haber sido cruelmente torturado y ejecutado mediante la crucifixión, y después de haber derramado enteramente su sangre, cuando el soldado romano le atravesó el costado una vez muerto, Cristo resucitó de entre los muertos, venciendo para siempre a la muerte en nuestra naturaleza humana y conquistando para nosotros la herencia de la vida eterna. Desde su trono de gloria, a la derecha de Dios Padre, nuestro Señor derrama sin cesar y sin medida su vida por nosotros. Desde su Corazón glorioso y traspasado, derrama en nuestros corazones la gracia omnipotente -santificante y actual- del Espíritu Santo. Es así como nosotros, vivos en Cristo gracias a la efusión del Espíritu Santo, estamos destinados a gozar de la vida eterna. Al morir, nuestras almas están destinadas a descansar eternamente en Dios. Nuestros cuerpos, una vez depositados en la tumba, están destinados, en el último día, a resucitar a la vida eterna en la misma gloria del Señor resucitado. Porque Él es, en palabras de San Pablo, “primicia de los que han muerto”[3].

Dom Prosper Guéranger comenta así las palabras del Ángel Pascual a las santas mujeres, proclamadas en el Evangelio de hoy: “No está aquí, porque ha resucitado”. Un hombre muerto, a quien unas manos lastimosas habían depositado allí, sobre aquella mesa de piedra, en aquella cueva, he aquí que se levantó y, sin ni siquiera manipular la piedra que sellaba su entrada, saltó a una vida que nunca habrá de terminar. Nadie le llevó un auxilio; ningún profeta, ningún enviado de Dios se inclinó sobre aquel cadáver para llamarle de nuevo a la vida: fue él mismo quien, por su propia virtud, resucitó. Para él, la muerte no fue una necesidad, pero la soportó porque la aceptó; y la rompió cuando quiso. ¡Oh, Jesús, que puedes burlarte de la muerte, tú eres el Señor, nuestro Dios![4]

Es el Cuerpo glorioso e incruento de Cristo -su glorioso Cuerpo, su Sangre, su Alma y su Divinidad-, fruto de su cruento Sacrificio en el Calvario, al que recibimos en la Sagrada Comunión, tanto como Pan celestial para sostenernos en nuestra peregrinación terrenal y como prenda segura de nuestro destino de nuestra peregrinación: la vida eterna. Así rezamos frente al Santísimo Sacramento, con las palabras de Santo Tomás de Aquino: “¡Oh mesa santa donde nos alimentamos de Cristo y recordamos su Pasión! El alma se inunda de gracia y se nos da la prenda de la vida futura”[5].

La realidad que celebramos hoy cambia nuestras vidas para siempre. Ahora vivimos en la presencia de Cristo Resucitado, participando del don mismo de su vida, que es vida eterna. Recibimos de Él, mientras permanecemos fielmente en Su compañía, la gracia de vivir cada momento de la vida esperando su cumplimiento en el Reino de los Cielos. La Palabra viva de nuestro Señor define el carácter extraordinario de nuestra vida cotidiana ordinaria: “Ceñid vuestras caderas y enciendan las lámparas, y sean como hombres que esperan a que su amo regrese de banquete nupcial, para abrirle inmediatamente cuando venga a golpear la puerta”[6]. Por eso oraré en la Secreta: “Recibe, te pedimos, Señor, las oraciones de tu pueblo junto con la ofrenda de estos dones, para que lo que comenzó en los misterios pascuales con tu gracia sea remedio para la eternidad”[7]. Dom Guéranger comenta sobre esta Secreta: “Toda la asamblea de los fieles está a punto de participar en el banquete pascual; el Cordero divino los invita a él… La santa Iglesia, en su Secreta, invoca sobre estos invitados favorecidos las gracias que les procurarán la bienaventurada inmortalidad de la que están a punto de recibir la prenda[8].

Que cada uno de nuestros pensamientos, palabras y obras refleje la realidad objetiva de nuestra vida en Cristo. Que cada aspecto de nuestra vida cotidiana sea una cooperación con la gracia divina para la gloria de Dios, para nuestra salvación y para la salvación del mundo.

Oremos hoy por nuestra Santa Madre Iglesia, que está siendo atacada por quienes, especialmente en su interior, en rebeldía, separan su voluntad de la voluntad de Dios y caen así en tanta confusión y error con sus frutos mortales: la división, la herejía, la apostasía y el cisma. Oremos por un renovado conocimiento y amor a la Sagrada Tradición, a Cristo, que es nuestra única salvación y que es el único que, en línea ininterrumpida desde la época de los Apóstoles, nos enseña la verdad divina, nos anima con el amor divino y nos da la gracia de la obediencia a la voluntad de Dios y, por tanto, la gracia de la salvación eterna.

Recemos también por los pueblos del mundo que sufren la violencia y la muerte a causa de la injusticia fruto de la mentira, la corrupción y el odio, especialmente en Ucrania, pero también en muchas otras naciones y comunidades y familias. Oremos para que la gracia que brota incesante y desmesuradamente del Corazón traspasado de Nuestro Señor Resucitado llegue a sus corazones para sanarlos y llegue a los corazones de todos para restablecer el orden de la justicia con su fruto que es la armonía y la paz.

Unidos al Corazón Inmaculado de María y bajo la protección paterna del purísimo Corazón de San José, pongamos ahora nuestro corazón por entero en el Corazón glorioso y traspasado de Jesús, mientras Él hace sacramentalmente presente para nosotros su Sacrificio en el Calvario. Que nuestros corazones, purificados de todo pecado y animados por el amor divino en el Sagrado Corazón de Jesús, sean uno con los corazones de todos nuestros hermanos y hermanas, especialmente de los más necesitados.

Nuestro cordero pascual, Cristo, ha sido inmolado, aleluya. Festejemos entonces la Pascua con panes ázimos en pureza y verdad, aleluya, aleluya, aleluya[9].

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Raymond Leo cardenal BURKE


[1] “Pascha nostrum immolatus est Christus, alleluia: itaque epulemur in azymis sinceritatis et veritatis. Alleluia, alleluia, alleluia”. “Dominica Resurrectionis: Communio”, Missale Romanum ex Decreto Sacrosancti Concilii Tridentini restitutum Summorum Pontificum cura recognitum, Editio iuxta typicam. [Missale Romanum]. Traducción italiana: “Domenica di Pasqua Resurrezione del Signore: Ant. alla Comunione“ [Domingo de Pascua Resurrección del Señor:], Gaspare Lefebvre, Messale Romano Quotidiano, ed. Apostolato Liturgico di Genova (Marietti Editori Ltd., 1963), p. 546. [Messale Romano Quotidiano]. Cfr. 1Cor 5, 7-8.

[2] Mc 16, 6.

[3] 1Cor 15, 20.

[4] ”«Ha resucitado; no está aquí»: un muerto que manos piadosas habían depositado allí, sobre aquella mesa de piedra, en aquella cueva; se levantó y, de repente, sin siquiera perturbar la piedra que cerraba la entrada, saltó a una vida que no debe terminar nunca. Nadie le puso a salvo, ningún profeta, ningún mensajero de Dios devolvió el cadáver a la vida. Fue él mismo quien, por su propia virtud, resucitó. Para él la muerte no era una necesidad; la sufrió porque quiso; la rompió cuando quiso. Oh Jesús, tú eres el Señor nuestro Dios, que juegas con la muerte”, Prosper Guéranger, L’Année liturgique, Le Temps Pascal, Tome I, 21ème éd. (Tours: Maison Alfred Mame et Fils, 1926), p. 194. [Guéranger]. Traduzione italiana: Prosper Guéranger, L’Anno liturgico, Volume III, Il Tempo Pasquale, tr. Lea Roberti (Alba [Cuneo]: Edizioni Paoline, 1957), p. 43.

[5] “O sacrum convivium, in quo Christus sumitur: recolitur memoria passionis eius, mens impletur gratia, et futurae gloriae nobis pignus datur”. Enchiridion Indulgentiarum. Normae et Concessiones, ed. 4ª (Città del Vaticano, Libreria Editrice Vaticana, 1999), p. 55, n. 7. Traduzione italiana: Messale Romano Quotidiano, p. 1776.

[6] Lc 12, 35-36.

[7] “Suscipe, quaesumus, Domine, preces populi tui cum oblationibus hostiarum: ut paschalibus initiata mysteriis, ad aeternitatis nobis medelam, te operante, proficient”. “Dominica Resurrectionis: Secreta”, Missale Romanum. Traduzione inglese: “Domenica di Pasqua Resurrezione del Signore:: Secreta”, Messale quotidiano, p. 546.

[8] ”Todo el pueblo santo se sentará al banquete pascual; el Cordero divino invita a todos los fieles a alimentarse de su carne; … la santa Iglesia, en la Secreta, implora para estos felices comensales las gracias que les asegurarán la bienaventurada inmortalidad de la que van a recibir la prenda”, Dom Prosper Guéranger, op. cit., p. 196.  

[9] “Pascha nostrum immolatus est Christus, alleluia: itaque epulemur in azymis sinceritatis et veritatis. Alleluia, alleluia, alleluia”. “Dominica Resurrectionis: Communio”, Missale Romanum. Traduzione italiana: “Domenica di Pasqua Resurrezione del Signore: Ant. alla Comunione”, Messale Romano Quotidiano, p. 546. Cfr. 1 Cor 5, 7-8.

 

Publicado originalmente en italiano el 19 de abril de 2023, en https://www.marcotosatti.com/2023/04/19/card-burke-la-chiesa-e-ferita-da-ribellione-eresia-apostasia-scisma/

Traducción al español por: José Arturo Quarracino

 

 

§§§ 

Ayuda a Stilum Curiae

IBAN IT79N0200805319000400690898

BIC/SWIFT UNCRITM1E35

 §§§

 

Condividi i miei articoli:

Libri Marco Tosatti

Tag: ,

Categoria:

I commenti sono chiusi.