Caso Orlandi, todas las mentiras sobre Wojtyla, Poletti y Casaroli
19 Aprile 2023
Marco Tosatti
Muy estimados StilumCuriales, Americo Mascarucci ofrece a vuestra atención estas reflexiones sobre las insinuaciones respecto a Juan Pablo II y Emanuela Orlandi. Feliz lectura y difusión.
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Caso Orlandi, todas las mentiras sobre Wojtyla, Poletti y Casaroli
El ataque final contra Juan Pablo II ha sido lanzado por sus enemigos, los modernistas rahnerianos y los masones, que después de haber intentado demoler sin éxito su magisterio han decidido ahora dar el salto de calidad, es decir, destruir su memoria. Lo han intentado por todos los medios en los últimos años, pero sin éxito, porque es mucho el amor y profunda la devoción que siente la inmensa mayoría del mundo católico, y no sólo católico, hacia el Papa polaco.
No fueron suficientes las campañas de prensa dirigidas a presentarlo como un Papa corrupto que, junto con monseñor Paul Marcinkus, supuestamente favoreció los tejemanejes del IOR; de nada sirvió presentarlo como amigo de los regímenes sanguinarios de América Latina y perseguidor de los sacerdotes de los pobres como monseñor Oscar Romero; ni siquiera bastó atribuirle la responsabilidad del encubrimiento de los casos de pedofilia en la Iglesia, comenzando por el escándalo de los Legionarios de Cristo. Nada de esto ha servido para hacer tambalear la fe del pueblo católico en la santidad de este gran pontífice que cambió el curso de la historia.
Y ahora he aquí el último intento, a saber, el de relegarlo a la historia con la infame etiqueta de Papa pedófilo que supuestamente habría explotado sexualmente a las menores Emanuela Orlandi y Mirella Gregori, que luego fueron eliminadas por esta misma razón. Apoya esta absurda calumnia un antiguo miembro de la Banda de la Magliana, personas que nos han contado todo y más a lo largo de los años, sugiriendo indicios que, cuando se han comprobado los hechos han resultado ser infundados.
Y luego está él, Pietro Orlandi, hermano de Emanuela, que denuncia insinuaciones, habladurías y cotilleos sobre Wojtyla que habrían circulado por las oficinas vaticanas, unas “escuché decir que…” pero sin aportar, por supuesto, la más mínima prueba. Y nace legítimamente la sospecha de que detrás de Orlandi pueden estar quienes tienen todo el interés en hacer circular ciertos rumores y calumnias para desacreditar a Juan Pablo II y destruir definitivamente su credibilidad.
¿El motivo? Se dice pronto. El magisterio de Wojtyla sigue siendo un modelo para quienes creen en una Iglesia que no se adecúa al mundo, sino que, por el contrario, lucha para convertirlo y reconducirlo al Evangelio. Es la Iglesia que combate el pensamiento único, la homologación cultural, la modernidad, una Iglesia que no es enemiga ni de la ciencia ni del progreso, pero que no acepta que se los utilicen contra el hombre y su dignidad, y sobre todo contra el orden natural querido por Dios. Un magisterio que desde hace años es desafiado con propuestas contrarias a la tradición y doctrina de la Iglesia, como está haciendo el episcopado modernista en Alemania, abriendo el ingreso a los sacerdotes casados, al sacerdocio femenino, a la bendición de parejas homosexuales, al reconocimiento del divorcio, al aborto, doblegando la Iglesia y el Evangelio al espíritu de los tiempos.
En definitiva, como en el más perfecto estilo de la “ventana de Overton”, quieren destruir gradualmente la imagen de Wojtyla para preparar el camino al advenimiento de un Papa modernista que demuela definitivamente su magisterio después de haber acostumbrado al mundo católico a la idea de que ese Papa no merecía la santidad, era un hombre indigno y por lo tanto debe ser arrojado a la basura con todas sus preciosas enseñanzas. La prueba fehaciente de que los modernistas están afilando sus armas de cara al próximo cónclave, para elegir a un Papa capaz de ir más allá del débil Bergoglio que no estuvo a la altura de las expectativas de los Kasper, Marx y afiliados varios de la mafia de San Galo que tanto empeño pusieron en su elección.
Pero hay un aspecto de este asunto que hace que uno se dé cuenta de hasta qué punto continúa el circo de las revelaciones sensacionalistas sin fundamento. En el audio difundido por DiMartedì se afirmaría que Renatino De Pedis recibió el encargo de secuestrar o incluso asesinar a Orlandi y Gregori por parte del entonces secretario de Estado, Agostino Casaroli, cansado de ver a Wojtyla “divertirse” con los dos menores. ¿Pero no se decía que De Pedis le había hecho el favor al cardenal Ugo Poletti, en ese entonces vicario de la diócesis de Roma, que había concedido el nada impide para la sepultura del jefe en la cripta de San Apolinario? Ahora, según la reconstrucción de este antiguo miembro de la banda, Poletti saldría de la escena y sería Casaroli quien habría pedido el favor a Renatino. Quien quizás se preste mejor a la interpretación, ya que conocía muy bien los ambientes carcelarios, al estar implicado en proyectos de rehabilitación de menores detenidos en Casal del Marmo. ¿Quién mejor que él podría conectar con la banda de la Magliana y pedirles el favor de eliminar a las dos chicas? Tal vez sería buena idea que los miembros de la banda empezaran por ponerse de acuerdo entre ellos, evitando llamar una vez a Marcinkus, otra a Poletti, Casaroli y quién sabe quién más.
Pero entonces, ¿dónde están las pruebas de que De Pedis estuvo realmente implicado en el secuestro y desaparición de Orlandi? La única prueba cierta es a sepultura del jefe en la cripta de San Apolinario, donde supuestamente se encontraron los huesos de Orlandi. Pero los únicos huesos encontrados fueron los de De Pedis que, como se ha confirmado, fue enterrado allí a instancias de Don Pietro Vergari, el entonces rector de San Apolinario, que había conocido al jefe de la Magliana en la cárcel donde era capellán y se convirtió en su amigo; hasta el punto de que el mismo Renatino se mostraría más tarde muy generoso con el sacerdote que, por este motivo, quiso sepultarlo en la cripta, respetando su deseo explícito. Por lo tanto, si De Pedis desempeñó efectivamente un rol, fue probablemente por mediación del padre Vergari, pero ni siquiera en este caso existen pruebas que hayan permitido de algún modo determinar la responsabilidad del ex rector en el asunto. Se ha hablado mucho de ciertos comportamientos equívocos por su parte y por parte de los alumnos que frecuentaban el seminario, pero más allá de esto a nivel judicial no se avanzó nada.
Por lo tanto, todo es un mar de hipótesis, dietrologías, suposiciones y revelaciones sin ninguna prueba real, hasta el punto de que el involucramiento de la Banda de la Magliana en el secuestro y desaparición de Orlandi se da por descontado en círculos periodísticos, pero sin que esté realmente avalada por elementos ciertos e incontrovertibles a nivel judicial.
Así pues, con todo el respeto que merece la tragedia de la pobre Emanuela, tal vez haya llegado el momento de que quienes realmente quieren la verdad, empezando por su hermano Pietro, dejen de alimentar insinuaciones y pistas inverosímiles y dejen trabajar en paz a los investigadores. Siempre que lo que se busque en el Vaticano sea realmente la verdad y no el intento de ensuciar y calumniar a quien ya no está y no puede defenderse.
Americo Mascarucci
Publicado originalmente en italiano el 16 de abril de 2023, en https://www.marcotosatti.com/
Traducción al español por: José Arturo Quarracino
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Tag: mascarucci, orlandi, wojtyla
Categoria: Generale