Cardenal Burke a los sacerdotes que son todavía católicos en Alemania: Continúen luchando
11 Aprile 2023
Marco Tosatti
Muy estimados StilumCuriales, ofrecemos a vuestra atención el mensaje que el cardenal Raymond Leo Burke dirigió a los sacerdotes alemanes fieles a la Iglesia y a su enseñanza en Alemania, luego de las decisiones de la asamblea sinodal. Feliz lectura y difusión.
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Mensaje a los sacerdotes fieles a la Iglesia en Alemania
Reverendos y queridos hermanos en Cristo,
Ustedes han muy presentes en mis oraciones durante todo el tiempo transcurrido desde el inicio del llamado Camino Sinodal. Luego de la conclusión de la V Asamblea sinodal, el pasado 11 de marzo en Frankfurt/Main, he rezado muy especialmente por ustedes, para que permanezcan fieles a la Tradición Apostólica, a las verdades sobre la fe y la moral que Cristo nos transmitió en la Iglesia, y que nosotros, como sacerdotes, estamos ordenados a salvaguardar y promover. Los fieles nunca han tenido más necesidad que hoy de sacerdotes que les anuncien la verdad, que les lleven a Cristo, sobre todo, en los Sacramentos, y que les guíen y gobiernen en el camino de Cristo.
Sólo puedo imaginar la profunda tristeza de ustedes ante las posiciones adoptadas por la Asamblea, incluida la gran mayoría de los obispos, que se oponen directamente a lo que la Iglesia ha enseñado y practicado siempre y en todas partes. Comparto su tristeza y experimento la tentación del desánimo, que ustedes, sin duda, también experimentan. En tiempos como éste, que los sacerdotes han experimentado en otros momentos de la historia de la Iglesia, debemos recordar la promesa que Nuestro Señor, que nunca miente y siempre es fiel a sus promesas, nos ha hecho, cuando, en su Ascensión, puso en nuestras manos la misión apostólica: “Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28, 20). Tomando a pecho, una vez más, la misión y la promesa de Nuestro Señor, debemos seguir adelante, debemos ser sus fieles “colaboradores en la verdad” (3 Jn 8).
En tiempos como éstos, en los que incluso los que son obispos traicionan la Tradición apostólica, los obispos fieles, los sacerdotes, las personas consagradas y los fieles laicos sufrirán necesariamente mucho precisamente a causa de su fidelidad. Al comenzar la Semana Santa, la semana de la Pasión y Muerte de Nuestro Señor, y anticipar el Tiempo Pascual, el tiempo de Su Resurrección y Ascensión, tomemos a pecho Sus palabras a los que serían Sus discípulos: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame” (Mt 16, 24). En estos días santísimos, el Señor derrama desde su Corazón glorioso y traspasado las gracias fuertes de su victoria sobre el pecado y la muerte, para fortalecernos como discípulos buenos, fieles y generosos. Durante la Semana Santa y el tiempo pascual elevemos al Sagrado Corazón de Jesús, especialmente a través del Sacrificio eucarístico, los sufrimientos de su Cuerpo místico, la Iglesia, que atraviesa un tiempo de confusión y error generalizados, cuyos frutos son la división, la apostasía y el cisma.
Recordemos siempre, sobre todo cuando el sufrimiento que soportamos parece demasiado para soportarlo, que no estamos solos, que Cristo está vivo en nosotros, que la gracia divina -santificante y actual- actúa en nuestro interior. Recordemos siempre las palabras de Nuestro Señor a su Virgen Madre y a san Juan Apóstol y Evangelista, con quienes estamos místicamente al pie de la cruz: “Mujer, ahí tienes a tu hijo… Hijo, ahí tienes a tu madre” (Jn 19, 26-27). La Madre de Dios es la Madre de la Gracia Divina y es, de modo especial, la Madre de los Sacerdotes que, en su Divino Hijo, llevan innumerables gracias a muchas almas. La Virgen Madre de Nuestro Señor está siempre a nuestro lado, incluso cuando nos instruye amorosamente: “Hagan lo que Él les diga” (Jn 2, 5).
Unidos de corazón al Sagrado Corazón de Jesús, a través del Corazón Inmaculado de María, gozamos también siempre de la comunión de todos los santos, que nunca dejarán de socorrernos, con tal de que invoquemos su intercesión. En los momentos oscuros, no olvidemos la realidad y la exhortación que nos dirige divinamente la Carta a los Hebreos: “Por tanto, ya que estamos rodeados de una nube tan grande de testigos, despojémonos también nosotros de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el precursor y consumador de la fe, el cual, por el gozo puesto delante de él, sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y está sentado a la derecha del trono de Dios” (Hb 12, 1-2).
Para concluir, les aseguro mi unión con ustedes y mis oraciones diarias por ustedes. Como los discípulos en el camino a Emaús, nos hemos desanimado durante un tiempo ante el Misterio de la Iniquidad, pero ahora, con los ojos fijos en Nuestro Señor Resucitado y en su enseñanza inmutable, que nuestros corazones se renueven en ardor por Su gracia (Lc 24, 32). Les exhorto a estar cerca de Nuestro Señor, quien nos ha elegido para ser Sus hermanos en el Santo Sacerdocio, y a estar cerca los unos de los otros en el amor puro y desinteresado a la Iglesia, su Cuerpo Místico, y en el sufrimiento ofrecido por amor a Él y a nuestros hermanos y hermanas para los que hemos sido ordenados como verdaderos pastores.
Les ruego me recuerden en sus oraciones.
Con el más profundo afecto paternal, les imparto mi bendición a ustedes y al rebaño de Nuestro Señor que está bajo el cuidado sacerdotal de ustedes.
Raymond Leo cardenal Burke
Roma, 2 de abril de 2023
Publicado en italiano el 10 de abril de 2023, en https://www.marcotosatti.com/
Traducción al español de la versión en inglés: José Arturo Quarracino
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