Benedicto XVI: el renacimiento de la Iglesia pasa por él. Marasciulo
5 Gennaio 2023
Marco Tosatti
Muy estimados StilumCuriales, un fiel amigo de nuestro sitio, Vitantonio Marasciulo, director de Il Borgo, de Monopoli, ofrece a vuestra atención estas reflexiones sobre Benedicto XVI y su rol. Feliz lectura.
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PAPA BENEDICTO XVI
El renacimiento pasa por él
por Vitantonio Marasciulo
¡El 31 de diciembre falleció el gran incomprendido! El tiempo, estamos seguros, nos entregará al verdadero Benedicto XVI, el más grande teólogo del siglo XX y profeta de nuestro tiempo; la épsilon de la guía y la luz de las Verdades eternas. El Padre Eterno no podía haber elegido mejor fecha que el último día del año, el día de Año Nuevo, marcado por los estruendos, el cambio en el calendario y la esperanza de una nueva vida. No me importa San Silvestre, ahora hay otra santidad que celebrar en ese día: el papa Benedicto XVI. ¡Él es el precursor del Año Nuevo! ¡Él es la esperanza de una vida nueva y del renacimiento de la Iglesia! Se fue a las 9.34 horas del sábado 31 de diciembre, a los 95 años. Se fue en puntas de pie, con la humildad y sencillez que le distinguían. Su partida tuvo el dulce perfume de estar llena de la gracia de sus últimas palabras pronunciadas un instante antes de morir: “Señor te amo”, compendio y reflejo de sus 8 años de pontificado, como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y del ministerio sacerdotal.
¿Por qué fue el gran incomprendido de nuestro tiempo? Se pueden plantear muchas hipótesis, entre ellas su manera de prestar el oficio de la Palabra según normas comunicativas teutónicas, no latinas, para acunar y acariciar al pueblo, para rozar las cuerdas del sentimiento. ¿Pero la fe es un sentimiento? ¿O es la Verdad Eterna la que no se corroe con el tiempo, la que no necesita maquillaje para empolvarse al servicio y beneficio de los hombres?
El papa Benedicto XVI no enseñó la estética de la fe, sino la profundidad de la fe, para vivirla plenamente no según recetas morales y sociales. Pero hacerla fecunda enseñando a usar el hilo para la pesca, para pescar dentro de la luz del Eterno y dar testimonio de ella. Todo su Magisterio, sus actos, sus encuentros, sus viajes conducen a la única vía maestra, a través de la cual traza el camino de la salvación, de cómo amarlo, encontrarlo, escucharlo, hacerlo vivir en el corazón. Marca el camino para encarnar y vivir las obras de misericordia espirituales y corporales, según la gracia. Cultivar el silencio, la contemplación, la caridad y la castidad, como lugar de pureza del corazón. Nos lleva a lo esencial del encuentro eucarístico. Al estilo cristiano de la sencillez y humildad y de la fraternidad que él mismo encarnó.
Las últimas palabras –“Señor, te amo”– son el compendio, el carnet de identidad icónico de lo importante y vital que es aceptar por la fe los sufrimientos, los dolores, las fatigas, la elección y el valor de la “dimisión”, una cuestión abierta a la que el tiempo hará justicia. Ser testigo de la fe, en el espíritu de alegría en Cristo, ser pastor de almas, luz para la Iglesia, cuerpo místico de Cristo.
¿Por qué siendo Papa fue perseguido y hostigado en el interior de la curia vaticana?
Porque, sin temor a contradecirse, estaba a favor de una Iglesia abierta al mundo, pero al mismo tiempo guardiana de las Verdades eternas. El sistema, el lado perverso, lo llamó oscurantista, tradicionalista. Mientras que él fue el Katéchon, el que detiene, el que impide los desórdenes modernistas, la homosexualidad, la interrupción de la vida, el fin de la vida, la cuestión del celibato de los sacerdotes. Él es quien encarnó la Iglesia, de ser unidad en las Verdades eternas, y la verdad es que somos criaturas dependientes de Cristo, hijos del Eterno, como lo fue su Madre, nuestra Madre. De la Iglesia de la dignidad de la liturgia, de la sacralidad del otro, mirado con el temor de Dios y no con ojos modernistas. El texto es la Carta Encíclica “Pascendi Dominici Gregis” del papa Pío X.
A la luz de esto, ¿qué es su muerte sino fortificada por aquéllos que fueron contra él, en tanto defensor incondicional de las Verdades eternas? Tenía tantos lobos dentro de la curia vaticana que estaba acorralado, de ahí la dimisión; lo convirtieron en un rechazado, descartado por el sistema de poder de los estrategas del nuevo cristianismo. Pero el Señor, padre de la vida, sabe obtener del mal el bien encarnado por el papa Benedicto XVI en su ermita del monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano.
El papa Ratzinger escribió muchos ensayos sobre la fe y sobre la razón. Sí, fe y razón, que es también el título de una de sus obras. Significa que el hombre es criatura de Dios, que nace espiritual, no sólo racional. Significa que el hombre tiene la Verdad eterna en su interior, pero está enredada en la razón, que por naturaleza tiene impulsos de fuerzas diferentes que pueden acallar la voz del corazón, que es el eco de lo Eterno en nosotros.
Fe y Razón tienen similitudes con el pasaje del Génesis: Adán y Eva antes del pecado vivían en la dicha, en la obediencia. Con el pecado, ser criatura eterna de Dios queda en entredicho; la razón se intoxica al sentirse como Dios. Y si luego se la absolutiza, elevándola a religión, lo que ocurre es que la disciplina, el ordenamiento, la orientación, el discernimiento, en una palabra, el BIEN, no se sublima en la trascendencia. Lo que ocurre es que la razón se orienta y regula a sí misma, en una fe inmanentista y cientificista. Estos son los desastres, las derivaciones del hombre actual hacia lo inhumano.
La razón, en cambio, necesita la fe, como la respiración para el hombre. Simplificando, si comparásemos la razón a un trozo de tierra, que hay que zaparla, excavarla, voltearla para sondear todo su organismo, pondríamos de un lado lo precioso, lo esencial, lo eterno de la tierra, y del otro lado las impurezas. Este proceso está encabezado por la fe en Cristo que sublima al hombre, quien pertenece al cielo y como inquilino en el mundo en tanto es criatura del Eterno. Fe y razón, pues, que con el papa Benedicto XVI se han sublimado en el Magisterio.
¿Cuál es el riesgo ahora? “De sacerdotes reducidos al rol de asistentes sociales y con el mensaje de la fe reducido a visión política. De una Iglesia que busca agradar al mundo, reacia a ser fiel a Dios y a su ley eterna. El renacimiento será obra de un pequeño resto, una Iglesia más pequeña, más pobre, casi de catacumba, pero también más santa, aparentemente insignificante, pero indomable”: son las proféticas palabras del papa Benedicto XVI.
Vitantonio Marasciulo
Publicado originalmente en italiano el 4 de enero de 2023, en https://www.marcotosatti.com/
Traducción al español por: José Arturo Quarracino
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Tag: benedetto, chiesa, marasciualo
Categoria: Generale