En las armas somos teo-con! Esos extraños católicos con camuflaje y cascos.
21 Marzo 2022
Marco Tosatti
“No pueden pedirnos que nos coloquemos detrás de los cañones”, me dijo el cardenal Angelo Sodano, entonces secretario de Estado, durante el viaje que llevó a Juan Pablo II a Astana, en la segunda quincena de septiembre de 2001, unas semanas después del atentado contra las Torres Gemelas.
Ahora bien, “ponerse detrás de los cañones” es exactamente lo que algunas voces piden a la Iglesia, sobre todo en Estados Unidos, junto a quienes han llenado Ucrania de armas, así como de dinero y de laboratorios biológicos altamente sospechosos; y a esas misteriosas fuerzas que juegan con la idea de una guerra nuclear, o con la perspectiva para el ruso invasor de una Ucrania al estilo de Vietnam o Afganistán.
Hay quienes se lamentan de que el Pontífice reinante no haya señalado a Vladimir Putin para su execración pública. Dado el descuido con el que llamó “no cristiano” a Trump al ponerse de facto del lado de Biden en plena campaña electoral, un exabrupto de Bergoglio sobre Putin no habría despertado sorpresa; pero es evidente que lo delicado de la situación ha impuesto también un silencio diplomático al destemplado Francisco, por consejo de la Secretaría de Estado.
Jason Horowitz, columnista del New York Times, en su artículo “El Papa deplora la guerra en Ucrania, pero no al agresor”, cita a David I. Kertzer, antropólogo e historiador estadounidense, profesor especializado en la historia política, demográfica y religiosa de Italia: “En muchos aspectos, la situación actual del Papa recuerda a la que afrontó Pío XII”. Kertzer -que llegará a las librerías en junio con su nuevo ensayo “El Papa en guerra” sobre Pío XII, Mussolini y Hitler- cree que el papa Pacelli trató de equilibrar los intereses domésticos y la demanda pública de pronunciarse, resistiendo la gran presión para denunciar a Hitler utilizando un lenguaje genérico sobre los horrores de la guerra. Según el historiador estadounidense, “la posición que él [Bergoglio] está tomando, o no está tomando, no está exenta de riesgos”.
Obviamente, esta lectura de los hechos responde a la visión atlantista, según la cual Putin pretende expandirse al Oeste como Hitler quería hacerlo hacia el Este, para asegurarse el Lebensraum de Alemania, el espacio vital. Pero olvida que el Pacto de Varsovia se disolvió en 1991, mientras que su homólogo, la OTAN, ha seguido expandiéndose desde la caída del Muro de Berlín, acercando cada vez más las bases militares a las fronteras rusas. La invasión de Ucrania es la respuesta de Putin a esta amenaza inminente, y no es descabellado pensar que la provocación de Estados Unidos tenía precisamente como objetivo provocar esta reacción. Por otra parte, los “señores de la guerra” y los fabricantes de armas, que influyen en las decisiones del Congreso a través de una actividad de presión colosal, se han comportado siempre de la misma manera, provocando conflictos en el otro lado del globo, que luego otros tenían que afrontar y combatir. Lo que resulta desconcertante es que la narrativa belicista de la “exportación de la democracia” sea abrazada por los católicos.
Pensamos en particular -pero no sólo- en George Weigel, quien hace unos días en First Things (aquí) criticó y trató de quitarle valor a la Declaración -un texto amplio y extremadamente bien documentado- del arzobispo Viganò sobre la guerra, sus raíces y su instrumentación por parte de los poderes que detentan los medios de comunicación occidentales. En realidad, al hacerlo, se confirma el análisis del ex Nuncio Apostólico en Estados Unidos, porque muestra la sintonía entre el Estado profundo y la Iglesia profunda, y la dependencia de ambos del mismo poder. La acusación contra el prelado -podríamos llamarla más apropiadamente “un estribillo” que se repite tanto para la pandemia como para la crisis ruso-ucraniana- es siempre la de “conspiración”, frente a la cual el deber de aportar pruebas sobre la supuesta equivocación de las afirmaciones de la otra parte es superfluo, porque el interlocutor es considerado a priori deslegitimado por el solo hecho de no ser uno de ellos.
Pero esto no es sorprendente. La guerra de Irak causó cientos de miles de muertos, la destrucción del país y la inestabilidad en la región sobre la base de una mentira colosal, a saber, la presencia de armas químicas de destrucción masiva deseadas por Saddam Hussein, “probadas” por el entonces secretario de Estado, Colin Powell, al mostrar un frasco de supuesto ántrax durante un discurso ante el Consejo de Seguridad de la ONU. También en esa ocasión, George Weigel, también en First Things, escribió: “Uno de los juegos mediáticos poco útiles que ha enturbiado el debate sobre Irak en los últimos cinco años es preguntar a los políticos si Irak fue una ‘guerra de necesidad’ o una ‘guerra de elección’. El hecho es que fue ambas cosas”.
Lo mismo ocurrió durante la guerra de Libia, que se creó de la nada y devastó una nación que aún todavía se encuentra en las garras de una desestabilización aparentemente irremediable, y que provocó decenas de miles de muertos. El CNA, el Centro de Análisis Navales de Estados Unidos, informa: “Horas antes del discurso del presidente, Weigel expresó a CNA sus ideas sobre el rol de Estados Unidos en la intervención internacional. Dijo que Estados Unidos parecía estar librando una guerra legítima y quizás justa, pero sin una estrategia clara ni un liderazgo fuerte”. Pero no es sólo Weigel quien se presta a la legitimación de las exigencias de los poderosos: también en Italia hay modestos epígonos (aquí y aquí) que sin embargo responden a los mismos referentes, en un singular cóctel que ve como inesperados compañeros de cama a los intelectuales autodenominados “tradicionalistas”, al Estado profundo, a los demócratas, a los pensadores y a los políticos neo conservadores, siempre belicistas.
Después de haber podido contar con la total colaboración del Pontífice reinante durante la pandemia y la campaña de vacunación, esperan (y cómo culparlos) que se alinee a su narrativa también en la crisis ruso-ucraniana, y no dudan en atacar -siempre sin argumentos y sin entrar en los méritos- la única voz disidente de monseñor Viganò, quien cuenta con los instrumentos de la experiencia diplomática y una visión clara de los acontecimientos mundiales. Y si Bergoglio aún no ha atacado personalmente a Putin, probablemente se deba a la presión de la Secretaría de Estado y no ciertamente a su proverbial intemperancia verbal.
Andrea Tornielli, en L’Osservatore Romano, recordaba con razón la guerra contra Serbia emprendida por la OTAN, la guerra de Kosovo y la guerra de Irak, respondiendo a quienes pedían la condena: “El papa Wojtyla ni siquiera nombró a los jefes de Estado occidentales que, en 2003, querían hacer la guerra contra Irak basándose en informaciones falsas sobre las armas de destrucción masiva. Intentó, en uno u otro caso, detener los atentados, las limpiezas étnicas y las guerras, trató de favorecer la apertura de corredores humanitarios y no dejó nada por hacer para evitar el recurso a las armas. Esto no significa y no ha significado nunca poner en pie de igualdad a los agresores y a los agredidos”.
Es obvio que quienes tienen interés en agravar y empeorar las situaciones de crisis se comportan de esta manera, tratando de “poner a la Iglesia detrás de los cañones”. Sin embargo, el hecho de que los intelectuales católicos se dejen arrastrar a esta operación es un elemento revelador de lo largos que son ciertos tentáculos, y al mismo tiempo de la pérdida de autoridad y credibilidad de ciertos celebrados maîtres à penser. Su sumisión a las órdenes de sus amos, en este punto, es decididamente embarazosa incluso para quienes los patrocinan.
§§§
SE PENSATE CHE
STILUM CURIAE SIA UTILE
SE PENSATE CHE
SENZA STILUM CURIAE
L’INFORMAZIONE NON SAREBBE LA STESSA
AIUTATE STILUM CURIAE!
*
Chi desidera sostenere il lavoro di libera informazione, e di libera discussione e confronto costituito da Stilum Curiae, può farlo con una donazione su questo conto, intestato al sottoscritto:
IBAN: IT24J0200805205000400690898
*
Oppure su PayPal, marco tosatti
*
La causale può essere: Donazione Stilum Curiae
Ecco il collegamento per il libro in italiano.
And here is the link to the book in English.
Y este es el enlace al libro en español
STILUM CURIAE HA UN CANALE SU TELEGRAM
@marcotosatti
(su TELEGRAM c’è anche un gruppo Stilum Curiae…)
E ANCHE SU VK.COM
stilumcuriae
SU FACEBOOK
cercate
seguite
Marco Tosatti
SE PENSATE CHE
STILUM CURIAE SIA UTILE
SE PENSATE CHE
SENZA STILUM CURIAE
L’INFORMAZIONE NON SAREBBE LA STESSA
AIUTATE STILUM CURIAE!
*
Chi desidera sostenere il lavoro di libera informazione, e di libera discussione e confronto costituito da Stilum Curiae, può farlo con una donazione su questo conto, intestato al sottoscritto:
IBAN: IT24J0200805205000400690898
*
Oppure su PayPal, marco tosatti
*
La causale può essere: Donazione Stilum Curiae
Questo blog è il seguito naturale di San Pietro e Dintorni, presente su “La Stampa” fino a quando non fu troppo molesto. Per chi fosse interessato al lavoro già svolto, ecco il link a San Pietro e Dintorni.
Se volete ricevere i nuovi articoli del blog, scrivete la vostra mail nella finestra a fianco.
L’articolo vi ha interessato? Condividetelo, se volete, sui social network, usando gli strumenti qui sotto
Condividi i miei articoli:
Tag: russia, teco-con, ucraina
Categoria: Generale