Viganò en Berna: después de la crisis sanitaria vendrá la ecológica y la transhumana
14 Novembre 2021
Marco Tosatti
Queridos amigos y enemigos de Stilum Curiae, mañana en Berna [el 12 de noviembre] habrá una gran manifestación contra las medidas referidas a la pandemia, a la que asistirá Robert Kennedy, quien ha pedido al arzobispo Carlo Maria Viganò que ofrezca un mensaje. Buena lectura y buena mirada.
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Mensaje del arzobispo Carlo Maria Viganò
Ex nuncio apostólico en Estados Unidos de América
“Para la Manifestación
contra las medidas pandémicas
en la Confederación Helvética”
Berna – 12 de noviembre de 2021
Queridos amigos, muchos de ustedes nunca habrían pensado que Suiza acabaría siguiendo a Italia y a otros países en la adaptación sumisa a los dictados de la élite, también en cuestiones de emergencia pandémica. De hecho, vuestra Confederación ya está muy adelante respecto a otros países en el camino de la globalización y la impronta del Nuevo Orden Mundial está muy marcada en la vida de las grandes ciudades suizas. Y así como Suecia se ha librado de los confinamientos y las mascarillas, cabría pensar que también en Suiza las medidas para supuestamente contener el contagio no habrían adoptado el modelo fallido del que Italia es un trágico ejemplo. Por otra parte, dado que el Foro Económico Mundial tiene su sede en Davos, se podría haber esperado que Klaus Schwab les hubiera evitado experimentar de primera mano lo que le espera a toda la humanidad, si tan sólo dejamos que llegue a buen puerto su delirante Gran Reinicio[1], compartido por la ONU bajo el nombre de Agenda 2030[2]. Sin embargo, si pensamos en lo que se nos mostró el 1 de junio de 2016 con la apertura del túnel de San Gotardo, deberíamos hacernos una idea de los principios inspiradores de este Nuevo Orden[3].
Ustedes están hoy aquí para protestar contra el endurecimiento de las medidas sanitarias y de control adoptadas por el Gobierno Federal Suizo con el pretexto de la llamada pandemia. Lo que está previsto para Suiza, como saben, también se ha adoptado en su totalidad o en parte en otros países, como Italia y Francia. La discriminación de los no vacunados es ya una realidad en muchos países, así como el seguimiento de los ciudadanos a través del pasaporte vacunal, la suspensión del sueldo a los que no se someten al control y la posibilidad para las autoridades públicas de legislar derogando las leyes ordinarias y la propia Constitución.
Pero permítanme hacerles algunas preguntas.
¿Ustedes protestan contra una limitación de sus libertades constitucionales, o porque se dan cuenta de que estas primeras medidas de control no son más que el primer paso de una anulación progresiva de vuestra libertad individual, absorbida por un Estado/Médico que decide en tu lugar cómo curarte, por un Estado/Patrón que decide si y cuándo puedes salir de casa, trabajar, ir a un restaurante, viajar?
¿Ustedes se manifiestan en contra del Pase Verde, pero siguen aceptando el relato sobre las pandemias y las vacunas, o han comprendido que esta farsa colosal se basa en un virus producido en laboratorio, propagado para crear una emergencia pandémica que diese el pretexto para poner bajo control a toda la humanidad?
¿Ustedes están en las plazas porque les molesta tener que escanear el código QR propio para entrar en una oficina o en una fábrica, y en todo caso les han inoculado el suero génico experimental, o tienen bien clara la ineficacia de estas llamadas vacunas, el riesgo de efectos adversos, incluso graves a corto y largo plazo, y la ausencia de responsabilidad de las empresas farmacéuticas que los están utilizando como conejillos de indias y que, si ustedes sen enferman o mueren ellas no tendrán que pagarles ninguna indemnización ni responder penalmente ante ningún tribunal?
Y por último: ¿ustedes han decidido protestar porque la libertad que invocan para no ser sometidos a controles sanitarios es la misma libertad en nombre de la cual consideran que es justo el derecho a matar a los hijos en el vientre materno, a los ancianos y enfermos en una cama de hospital? ¿Esa misma libertad que legitimaría las uniones homosexuales y la teoría de género? ¿Es ésta la libertad a la que ustedes apelan? ¿La libertad de ofender la Ley de Dios, de blasfemar su Nombre, de violar la ley natural que Él ha inscrito en el corazón de cada hombre?
Porque si lo único que ustedes quieren es ser libres para hacer lo que les parece, vuestra manifestación no tiene sentido: son precisamente los que les hablan de igualdad de género, de derecho a la “salud reproductiva”, de eutanasia, de maternidad subrogada y de libertad sexual los que ahora les tienen agarrados, decidiendo lo que es correcto para ustedes en nombre de “vuestro bien”, de la salud pública o de la protección del planeta. Ellos son los que dentro de poco combinarán tu Pase Verde con tu DNI digital, tu cuenta bancaria, tu situación fiscal, salarial, de seguridad social y sanitaria, y obrando de esa manera -por “tu propio bien”- podrán decidir si ustedes pueden trabajar, viajar, ir a un restaurante, comprar un filete o más que nada insectos.
Esa libertad les ha hecho creer a ustedes que son “libres”, mientras que los que quieren que sean siervos obedientes te dejan correr a lo loco con una larga correa, dándote la ilusión de poder hacer lo que quieras, de tener el “derecho” a abortar, de vivir en contra de los preceptos de la moral natural y cristiana, de poder comportarte como si Dios no existiera, como si nunca tuvieras que comparecer ante Él en el día del juicio.
Pero esto no es libertad: es licencia, es libertinaje. Es la libertad de condenar sus almas, no la libertad de vivir honestamente y merecer el paraíso. La verdadera libertad, en cambio, es la facultad de actuar dentro de los límites del Bien, y ésta es la libertad a la que deben aspirar, ésta es la libertad que deben reivindicar con valor y firmeza, ésta es la libertad que “los hará libres” (Jn 8, 32).
La libertad de elegir no dejarse engañar por las promesas de quienes proyectan un futuro mejor ecosostenible, inclusivo, tolerante, resiliente y con fluidez de género, mientras les obligan a comprar sólo los productos que han puesto a disposición de ustedes en Internet, a pedir la comida y la cena a domicilio, a que les curen la salud por telemedicina, a seguir las clases a distancia, a no ir a la oficina con el trabajo inteligente.
Hablo de la libertad de decir no a quienes, mientras proyectan un progreso en el mundo del trabajo y les muestran con entusiasmo el tiempo libre que podrán disfrutar con un horario reducido, les reducen el salario, les eliminan la protección sindical, les privan de los medios de subsistencia para mantener una familia, les obligan a vivir en departamentos cada vez más pequeños y anónimos, cada vez más en los suburbios. Libertad para decir no a quienes primero les privan de la autonomía de un trabajo, creando desocupación y eliminando las especializaciones profesionales, y luego les ofrecen la renta de ciudadanía con la que los hacen esclavos, chantajeados por un Estado que decide las condiciones en las que pueden trabajar.
La libertad que ustedes deben reclamar es la de no aceptar supinamente el relato mediático, el fraude colosal de toda una categoría al servicio de la élite, comprometida con la difusión de mentiras y la censura de la verdad, pagada para complacer al poder y reprimir la disidencia; la libertad de exigir que los periodistas encuentren la dignidad de la ética profesional, de la deontología, y no la infamia de la servidumbre cortesana a los amos que nunca se sacian con el poder.
La libertad de expresión que todos ustedes deben invocar, y en especial los que entre ustedes tienen funciones de responsabilidad o ejercen profesiones relacionadas con la emergencia actual -médicos, sanitarios, fuerzas del orden, magistrados, políticos- es la libertad de revelar la corrupción, los conflictos de intereses, la connivencia, los silencios y las complicidades de un sistema que se basa en el engaño, el fraude, el terrorismo psicológico y la manipulación de la realidad. La libertad de negar el propio consentimiento a un crimen contra la humanidad llevado a cabo con despiadada determinación.
Podemos preguntarnos si con la victoria de este referéndum del 28 de noviembre cambiará algo. La Constitución suiza privilegia la participación activa de los ciudadanos y dará una fuerte señal al Consejo Federal para que desista de sus intenciones. Pero no piensen que la lucha de ustedes por los derechos fundamentales termina aquí: el ataque es global y todo el mundo debe ser consciente de la amenaza que se cierne sobre todos nosotros.
No se trata de una confrontación en la que podamos derrotar al enemigo común sólo con las fuerzas humanas: es una batalla que hace época, en la que están en juego los destinos de la humanidad en su conjunto, así como los de cada uno de nosotros individualmente, en el tiempo y en la eternidad. Está en juego nuestra vida, nuestra identidad, nuestra individualidad. Y sobre todo: los proponentes del Gran Reinicio son intrínsecamente anticristianos y anticrísticos, porque este “Nuevo Orden” no es más que un caos infernal.
A ustedes se les da la oportunidad de decidir. No tanto si el Pase Verde es ilegítimo, sino si quieren negar permanentemente lo que queda de su libertad, dejando que se les imponga la pesadilla distópica de una tiranía, hoy sanitaria, mañana ecológica o transhumana. Y que Dios asista y proteja a los suyos.
Publicado originalmente en italiano el 11 de noviembre de 2021, en https://www.marcotosatti.com/
Traducción al español por: José Arturo Quarracino
[1] Cfr. la página web del World Economic Forum: https://www.weforum.
[2] Cfr. la página web de Naciones Unidas: https://unric.org/it/agenda-
[3] En Imponente celebrazione satanica all’inaugurazione del tunnel del San Gottardo
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